martes, 24 de mayo de 2011

La hora de la sociedad civil.


Extremadura se presenta como una de las comunidades más difíciles de gobernar de toda España. Tanto si gobiernan los populares en minoría, como si lo hacen los socialistas con un socio incómodo y en un territorio hostil en gran medida (ayuntamientos importantes, Diputación de Cáceres y, pronto, Gobierno del Estado contrarios) el margen de maniobra estará ciertamente limitado.

Yo, como soy un optimista irreductible, pienso que la cosa no pinta tan mal. Hemos tenido un gobierno autonómico fuerte, con fuerte apoyo local y nacional, y estamos en la cola de España en casi todos los indicadores (caray, esto no sé si me hubiera atrevido a escribirlo con un gobierno fuerte). Pues, si seguimos la frase de Einstein de que “no es posible conseguir resultados distintos haciendo lo mismo”, ya hemos dado un gran paso. Gobierne quien gobierne, sólo o en compañía de otros, la situación será distinta a la que había.

Va siendo hora de que los extremeños dejemos de mirar al DOE y empecemos a mirar a los mercados. A esos mercados tan denostados, pero que no son sino el tablero en el que todos pueden jugar y en el que, cuando se apuesta con talento, esfuerzo e imaginación, o incluso sólo con esfuerzo y constancia, se obtiene el justo premio.

Decía Cicerón que “la libertad no consiste en tener un buen amo, sino en no tenerlo”. Probablemente en Extremadura hemos estado demasiado preocupados de tener un buen amo y éste es el momento de librarnos de él y andar solos. Puede que haya sonado la hora de la sociedad civil. De esa de la que tanto hablamos, normalmente para quejarnos de su debilidad, y que ahora tiene el campo de cultivo en el que florecer.

Puede que sea el momento de quitarnos los miedos. Sí, puede que sea la hora de la sociedad civil.

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