sábado, 28 de abril de 2012

La erosión emocional




Con este palabro se refiere una conocida gurú del management al hecho de que “los líderes empresariales adolezcan de un agotamiento silencioso que resta energía para continuar ilusionando a los equipos”. Y añade que “líderes que han servido para gestionar los tiempos de bonanza no siempre están preparados para gestionar momentos de dificultad económica”.

A ver si la erosión emocional va a ser lo que antes se llamaba tener la moral por los suelos. Por cierto, muchos de esos supuestos líderes que no sirven para gestionar la crisis son los que se siguen subiendo el sueldo mientras reducen plantilla o sus empresas caen en pérdidas, prueba de los valores en que fundamentaban su liderazgo.

En estos tiempos pasados todo el mundo era líder porque el liderazgo no dependía más que de la cuenta de resultados, y con crédito y despilfarro ilimitado la cuenta siempre estaba bien. Gestionar la bonanza es muy fácil, pero tan poco liderazgo real ha habido cuando atábamos los perros con longanizas que casi nadie previó que las cosas podrían cambiar (ay, la soberbia) y preparó los aparejos del navío para resistir la marejada.

El carácter del verdadero líder se pone a prueba en los tiempos de tempestad. Esto no es nuevo (recomiendo una relectura urgente de “if” de Kipling) lo que pasa es que lo habíamos olvidado. Ahora nos hace falta recuperar el valor y los valores. Valor para tirar hacia adelante, sin pararnos a pensar en las dificultades del camino. Y valores para que nuestro empuje se traduzca el logros duraderos y dignos del esfuerzo invertido. Porque los líderes no se forjan en la suave brisa de primavera, aunque ésta sea muy agradable, sino en las mismas condiciones que el acero, con el fuego y los golpes. Solo así se consigue el temple necesario para resistir la erosión.

La buena noticia es que este año ha comenzado con un aumento en el número de autónomos, prueba de que queda gente con la dosis necesaria de coraje para liderar su propio destino, sin esperar a que la cosa cambie o a que vengan buenas noticias. Esos son los que harán realidad la frase de uno de los grandes líderes de la humanidad: Tú mismo debes ser el cambio que quieres ver en el mundo...

viernes, 20 de abril de 2012

La conspiración judeo-masónica-fiscal.


Últimamente se ha desatado la caza de evasor fiscal como el gran culpable de nuestras penas. La derecha, quizá por el complejo de culpa de haber decretado una amnistía fiscal se ha puesto a legislar disparates en la materia como la imprescriptibilidad de la tenencia de capitales ocultos en el exterior, equiparándola penalmente al delito de genocidio. Mientras, la izquierda señala entusiásticamente a los defraudadores, esperando que miremos el dedo y nos olvidemos de que ha sido la máxima responsable de la ruina en la que nos encontramos.

Y así los políticos, incapaces de coger el toro por los cuernos, promueven la falacia según la cual si sale a la luz toda la economía sumergida (como si ese fuera un problema nuevo) se podrán pagar la sanidad, pensiones, etc. Lo que no dicen es que también se pagarán los falsos EREs, las subvenciones a amiguetes, los aeropuertos para caminantes, los ipad de los diputados, las “mordidas” de Urdangarín y los sueldos y pensiones de los golfos responsables de la actual situación.

De esta forma nos tratan de hacer creer que el perfil del evasor fiscal es el de un millonario que se ríe de los españoles mientras hace lo posible para que el sistema de salud se hunda. Alguien tendría que decir que en infinidad de casos quien defrauda en el IVA es un autónomo que regenta un taller y gana menos que su empleado. Que no se ha podido dar de alta en módulos porque sería su ruina y entre seguros sociales, licencias, ibis, y demás impuestos que no puede eludir no le queda dinero para llevar a su familia. Ya está bien de tronar contra la economía sumergida mientras se mantienen instrumentos fiscales privilegiados para evitar que la gran empresa se domicilie en Irlanda y le haga un corte de mangas al fisco español.

Antes se legislaba con la cabeza y con una profunda reflexión. Ahora se hace a golpe de titular de periódico y de alarma social y así nos va. Cuando son los pequeños empresarios quienes nos van a sacar del atolladero, no se puede aumentar continuamente la presión fiscal sobre ellos para alimentar un sistema público inmenso, insostenible e ineficiente, cuando no corrupto.

No es creíble que pedir recortes del 5 o el 8% al sector público sea poco menos que imposible cuando las empresas y familias se han ajustado un 20, un 30% o más. No es creíble que no se pueda ajustar más lo público cuando se mantienen televisiones, parlamentos y embajadas autonómicas, empresas públicas deficitarias y ayuntamientos de 500 habitantes (o de 2.500 con un animador socio-cultural en plantilla, cosa que he visto personalmente) No es creíble que cuando se financian esperpentos del calibre de los "centros de interpretación de la cultura dolménica" sea necesario subir impuestos, tasas y contribuciones para equilibrar las cuentas.

Los males de nuestro país no son consecuencia de la economía sumergida, sino el resultado de unas políticas desastrosas promovidas por quienes han despilfarrado un dinero que no era suyo para mantener unas poltronas que sí consideraban suyas. La solución no es desatar cazas de brujas sino una política de austeridad, con la seguridad de que cuando tratemos el dinero público como si fuera propio se estirará en la misma medida que lo hace éste, y será menos necesario meter la mano en el bolsillo de los contribuyentes.

domingo, 15 de abril de 2012

La izquierda del ejemplo.



Hace poco señalaba que el movimiento 15-M no tenía más futuro que convertirse en la fuerza de choque callejera de la izquierda para tratar de tomar la calles ante su incapacidad para tomar las urnas. Me equivoqué de medio a medio. La izquierda “oficial” española no necesita sans-cullottes que le hagan el trabajo sucio porque ella misma se emplea en la política barriobajera sin necesidad de acudir a terceros.

Aquellos que cuando mandaban no dejaban de pedir a la oposición responsabilidad y colaboración, tres meses después de perder el poder han demostrado que lo que demandaban a los demás a ellos no se les aplica. Y en un delirante ejemplo de cinismo los que han puesto al borde de la quiebra nuestro modelo de estado jalean el eslogan sindical “quieren acabar con todo”, los responsables de los más de cinco millones de parados tienen la desfachatez de hablar de “los parados de Rajoy” y quienes han recortado pensiones, sueldos de funcionarios y todo aquello que no fueran sus corruptelas hablan de oponerse a los recortes utilizando la guillotina.

Pedir responsabilidad a Rubalcaba y sus huestes se antoja poco menos que pedir peras al olmo. La última demostración de su comportamiento torticero es la de votar en contra de las medidas de estabilidad presupuestaria para controlar el agujero de las comunidades autónomas después de haber modificado la constitución precisamente para eso.

Algunos políticos del PP, no se sabe si por candidez, por hacer un brindis al sol o a falta de otra cosa que decir, proponen un pacto de estado para salir de ésta. Dos no pactan si uno no quiere y está claro que el PSOE es alérgico a cualquier pacto que contribuya a que otros puedan sacarnos del atolladero en el que estamos. Buena muestra de ello es el entusiasmo con el que sus medios afines señalan cualquier mala noticia para la economía española.

Por desgracia en España hemos heredado una izquierda guerracivilista que ni siquiera lucha ya por los derechos de la clase obrera sino que lo hace por mantener sus prebendas personales, en una mutación hacia la cleptocracia pura y dura. Lo sorprendente es que los ataques nocivos de quienes no tiene otros logros que exhibir que miseria y mala baba no reciban la contundente respuesta que merecen y tenga que ser el presidente francés quien los ponga en ridículo con la simple mención a sus culpas en la situación que padecemos.

Es hora de que nuestros gobernantes hagan un ejercicio de responsabilidad y asuman la difícil tarea que tienen por delante con serenidad, patriotismo y sin cálculos electorales ni tratar de repartir el coste electoral con otros porque no hay tiempo para componendas. Así como en la antigua fórmula de juramento militar se respondía a quien juraba “Si cumplis Dios os lo premie y si no lo hiciereis, os lo demande”, seguro que el pueblo español responderá con el premio o el castigo electoral a quienes sacrifiquen sus intereses personales a los intereses de nuestra nación.

domingo, 8 de abril de 2012

El sistema del botín



El título no va por el banquero (lagarto, lagarto) sino por el “spoil system”, que es como los americanos denominan al sistema en que el vencedor en política ocupa legítimamente los puestos institucionales cuando llega al poder. Tiene la ventaja de que quien accede a un cargo público sabe que es temporal, y si lo hace mal ganarán los contrarios dándole el finiquito. Posteriormente giraron hacia la elección meritocrática, dejando el dedo para determinados puesto del más alto rango.

Pero España es diferente y algunos defienden ahora una tercera vía, combinación de lo peor de una y otra. Consiste en que cuando ganan los míos me apañan una canonjía y cuando pierden que no me lo toquen los otros, porque eso es revanchismo y falta de talante democrático.

Dicen que Franco mando el motorista con el cartucho del cese a uno de sus ministros y éste, poco conforme con la patada, le pidió explicaciones, recibiendo del gallego la curiosa respuesta “es que vienen a por nosotros”. Pues eso va a ser, que los nuevos vienen a por los de antes. Lo extraño es que los enchufados se piensen que el momio es para siempre. Sin embargo, vemos a cargos políticos y colocados en empresas públicas quejándose lastimeros cuando les llega la hora del desahucio.

Los peores son los periodistas, que hacen de su despido un delito de lesa libertad de expresión. “Cómo me van a despedir a mí, profesional independiente y de reconocida valía?” dicen los que eran la voz de su amo en los distintos medios públicos. Y por ahí andan, llamando a la rebelión en Twitter. Cualquier plumífero se cree con derecho a emular a Rosa María Mateos, que debutó en el periodismo cubriendo la comunión de Alfonso XIII y cien gobiernos más tarde seguía con los informativos, que sólo le faltaba darlos sentada en una camilla haciendo punto.

Pero en el tema del enchufe vitalicio los aventajados son, una vez más, los socialistas andaluces quienes, tras anularles el Tribunal Superior de Justicia aquellas oposiciones en que los interinos (los suyos) podían sacar plaza con un 2,5 pelado, dejaron de convocarlas y metieron a sus compinches a dedo en todos los ámbitos de la Junta. Ahora intentan blindarlos por la puerta de atrás, con el consiguiente cabreo de los funcionarios de carrera, todavía con el culo plano por las horas de estudio y preparación.

Son tiempos de profundos cambios y, cuando en el estatuto funcionarial se discute la inamovilidad del empleado público, estaría bueno que los puestos de libre designación se conservaran hasta la edad de jubilarse. Como solución, yo recomendaría a los políticos y su gente de confianza jurar el cargo con la Biblia abierta por el pasaje en el que Job, tras ser despojado por Dios de todos sus bienes, se resignaba diciendo mientras el chucho le lamía las llagas: “el Señor me lo dio, el Señor me lo quitó… alabado sea el Señor”.