sábado, 26 de enero de 2013

Súper y menos súper



 
Leo esta semana que 160.000 personas, principalmente jóvenes, han renunciado ya a buscar empleo. Tal vez la noticia no es muy precisa o yo no me he enterado bien. Porque si quiere decir que esas personas han renunciado a trabajar por el resto de su vida, es tanto como admitir que han renunciado a un elemento fundamental para su dignidad. Quizá signifique solamente que van a esperar a que otros arreglen la situación y se van a subir al carro cuando escampe. En cualquier caso me sorprende, casi más que el hecho, la comprensión del articulista que parece considerar una actitud normal la de quien renuncia a ser útil a sí mismo y a sus semejantes.
Nadie dijo que la vida fuera fácil, pero siempre merece la pena. Puedo comprender el desánimo de quien lo intenta y no lo consigue, pero no me pidan que compadezca a quien se rinde mientras los demás pelean. El estar desempleado no se elige pero estar parado sí. Nunca hubo tantas opciones para formarse, participar en proyectos solidarios o, qué remedio, emigrar en busca de una oportunidad.
La otra cara de la moneda la tenemos en Antonio, ese niño andaluz paralítico cerebral, convertido en Súper Antonio por su lucha para superarse, integrado en un mundo donde juega en inferioridad de condiciones pero al que tiene mucho que aportar, tanto que es una referencia para sus compañeros.
Es posible que en estos tiempos "light" la épica haya pasado de moda. Ya no se estila invocar el espíritu legionario para arengar a los pueblos. Pero sin recurrir al ardor guerrero, no dejan de ser épicos detalles como aquel en que la profesora de Súper Antonio cuenta cómo entra en su silla de ruedas al aula entre las aclamaciones de sus compañeros.

Son tiempos de lucha, y todos estamos llamados a ella. Unos lucharán y otros no. Solo espero que cuando salgamos del hoyo y se repartan los premios, éstos se concedan a los Súper Antonios de toda clase y no a los que se acurrucaron en espera de tiempos mejores, que vendrán sin dudarlo de la mano de aquellos que no bajaron los brazos.
 

viernes, 25 de enero de 2013

El esperpento autonómico y la unidad de mercado.



La Constitución consagra el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que integran la nación española,  lo que está muy bien aunque el 99,9 % de los españoles no tiene ni idea de la diferencia entre nación y nacionalidad. Para subsanar esta laguna un método puede ser el señalado en la Biblia para distinguir los verdaderos profetas de los falsos, condensado en la frase “por sus obras los conoceréis”.
Pues bien, el análisis de las obras resultantes de las autonomías española nos hace movernos entre el estupor y el sonrojo. No se trata ya de las grandes cuestiones relativas a la unidad de España, en tela de juicio por las reivindicaciones catalana y vasca. Se trata de que cuando miras a cualquiera de los reinos de taifas en que se ha convertido esto, no se ven más que personajillos dedicados a crear problemas que inmediatamente les superan.
El desquiciado taifa catalán, desgobernado por una camarilla dedicada a llevarse el dinero público vía comisiones a paraísos fiscales. El vasco, donde los logros de un pueblo laborioso, que ha dado lo mejor de sí mismo en su historia española, peligran por la atribución de parcelas de poder a unos tipos que solo se diferencian de los integristas musulmanes en que la religión que predican es laica. Los andaluces, con un gobierno implicado de lleno en tramas corruptas pero que ahí sigue. Los valencianos, entre la quiebra y la sospecha. Y eso lo más notorio, porque los que no salen en la foto como extremeños, asturianos o aragoneses tampoco resisten la visión crítica de sus paisanos.
Así, nos encuentramos con gobiernos de chichinabo incapaces de resolver los problemas básicos de sus electores como la educación, pero jugando a resolver los de la humanidad. Patéticas las plataformas, agencias y observatorios autonómicos contra el cambio climático, la igualdad de la mujer o la solución del hambre en África, dedicados a copiar en pequeño lo que ven en Internet que hacen los grandes, con gran alegría para los amigos que se colocan en los puestos creados a tal fin. Por no hablar del sector financiero, donde la casi totalidad de las entidades controladas por las autonomías ha dado quiebra y un inmenso agujero para las arcas públicas.
Se tramita ahora la Ley de Unidad de Mercado, para evitar disparates como el que una empresa holandesa pueda operar en todo el territorio español con una licencia de Holanda y, en cambio, una empresa española requiera diecisiete licencias. Pues ya han saltado los politicos autonómicos en defensa de sus competencias, porque la defensa de sus administrados en el fondo les importa un pimiento.
Esperemos que esta ley sea el comienzo de un proceso de racionalización que ponga algo de orden en este gazpacho de organismos, boletines oficiales y burocracia infinita. Aunque si me preguntan a mí, vistos los resultados opino que lo mejor es tirar las autonomías al pilón.

sábado, 19 de enero de 2013

Robar es pecado!



Andamos los españoles conmocionados por las revelaciones del caso Bárcenas mientras el PP, como en el chiste del gitano con el cochino al hombro, al escuchar el alto de la guardia civil pretende sacudirse los millones pegados a la espalda de su tesorero gritando: “qué haces aquí bishooo?”. Rubalcaba tampoco hace mucho ruido porque, en la financiación ilegal de los partidos, quien no coge las uvas de dos en dos es porque las coge de tres en tres.
El problema es que hemos tragado con todo mientras nos iba bien, haciendo la vista gorda tanto sobre el patrimonio injustificable del rey como sobre el fraude a la Seguridad Social del parado que trabaja en negro. Así, en las tres comunidades más salpicadas por los escándalos siguen gobernando los mismos que los han protagonizado, PSOE en Andalucía, PP en Valencia y CIU en Cataluña. Cómo nos vamos a sorprender ahora de que los políticos encuentren legítimo coger sobres de dinero suizo, digo sucio.
Recuerdo de pequeño que el “no robarás” lo teníamos muy marcado desde el colegio, donde el ladrón recibía el trato de un apestado y, si era pillado “in fraganti”, se le invitaba a hacer la maleta y no volver. A medida que crecí escuchaba, cuando alguien cobraba lo que no se merecía, “eso es lo mismo que robar”. Pero pasados los años se puso de moda la palabra “pelotazo” y quien lo daba se convirtió en un triunfador, admirado por todos. Y poco a poco nos hemos ido convirtiendo en un país de chorizos, sentados sobre una inmensa bolsa de inmundicia donde lo mejor es no mirar hacia abajo paro no verla.
Es el fruto de haber sustituido la verdadera ética, basada en principios sencillos como no robar, no engañar o no birlarle la mujer al vecino, por una más “light”, fundada en otros muy complicados de enunciar pero mucho más fáciles de observar como “velar por la sostenibilidad del planeta”, “respetar la diversidad de género” o “tener en cuenta la multiculturalidad”. La ventaja era que, mientras para cumplir con la primera hace falta decencia y vencer tentaciones continuas, para esta última solo hace falta echar la basura en un cubo con una bolsa amarilla y no decir las palabras “maricón” o “sudaca”.
Y ahora caemos en la cuenta de que la ausencia de un código moral anclado en los valores vigentes durante siglos no solo afecta a nuestra conciencia sino, también, a nuestro bolsillo. Probablemente este último escándalo quede en agua de borrajas y escampe en cuanto la  recuperación económica se haga evidente. O puede que sea la gota de agua que desborda el vaso y, como en Italia hace años, una ola venga a llevarse por delante el sistema de partidos de nuestra democracia. Ojalá fuera así y una regeneración moral de gobernantes y gobernados permitiera que esta podredumbre sea sustituida por algo merecedor del respeto de la gente honrada.

martes, 15 de enero de 2013

El Reino de Cataluña (De golfos, sastres, futbolistas y cocodrilos)

 


El tema de Cataluña es una cosa que se me escapa. En primer lugar nunca estuve allí por lo que, aunque conozco a algunos catalanes, no sé de primera mano  cómo respiran por aquellas latitudes. Además es que no entiendo los nacionalismos, ya que una cosa es el natural aprecio al terruño y otra liarla por la defensa del pan de payés y la butifarra.
Lo que sí tengo que decir es que el mito catalán se me ha caído por completo. Toda la vida oyendo hablar de su laboriosidad, lo buenos empresarios que eran y el famoso seny, y resulta que les pasa como a la justicia, que de lejos impresionan mucho las togas y la puñetas, pero cuando la miras de cerca se le ven los lamparones. Fíjate si no en el textil, que en cuanto se suprimieron los aranceles que les pusimos a las importaciones extranjeras para que el resto de los españoles no tuviéramos otra que comprarles los trajes, va y se les cae el chiringuito. Toma nísperos! Resulta que con la libre competencia los que sabían de telas eran los gallegos.
Pero es que en política tres cuartos de lo mismo. Años dando la tabarra con el hecho diferencial y parece que la diferencia entre sus políticos y los del resto de España es cuestión de porcentajes, que según parece allí está en el 3% de los contratos. Porque políticos trincones tenemos para repartir, pero los Pujoles y su escuela pueden dar kilómetros de ventaja a cualquiera. Y si hablamos de calidad yo, después de ver a Carod Rovira que en otro lado no valía ni para tonto del pueblo, de primer Consejero del Gobierno Catalán, dejé de quejarme de nuestro bellotakari.
Eso sí, tienen un buen equipo de fútbol, aunque el mejor jugador tenga acento argentino. Anda que se van a divertir mucho de independientes, jugando contra el Hospitalet! Bueno, Rosell cuando le hablaron del tema dijo en un alarde, no sé si de prepotencia o gilipollez, que ellos se separan pero juegan la liga española. Pues no quieren ser un país? Liga propia no, pero Hacienda propia sí… coño con “la pela es la pela”. Yo les recomiendo que, si quieren jugar una liga extranjera, pregunten en la polaca que para eso tienen el mismo idioma, y ya nos veremos en Europa que es lo que le gusta a Artur Mas.
Y así en todo.  Esto es como cuando el Estado privatizaba sus empresas y se guardaba la acción de oro para dar por saco en los consejos de administración. Pues los catalanes igual, quieren separarse pero guardando una acción de oro de España para mangonear todo el rato. Sí que le están sacando jugo a la famosa balanza fiscal, que hicieron las cuentas del Gran Capitán y resulta que los de Madrid son los que pagan y ellos quienes reclaman.
Yo no sé si se ha consumado el cisma entre Cataluña y el resto de España, pero sería de agradecer que nos lo comunicaran a la mayor brevedad para saber a qué atenernos. A mí me da tres leches que se queden o se vayan, o sea que pueden contar con mi voto para reformar la Constitución. Lo único que les pido es que si se quedan dejen de dar el coñazo, porque no se puede estar poniendo el cazo y protestando. Y si no les gusta compartir el camino con nosotros a lo mejor es el momento de darles puerta pero de verdad. Porque si se largan tampoco es plan seguir invirtiendo en AVES, rescates y ejes mediterráneos.  Y el puerto de Barcelona que se quede para la exportación de fuet y de coches (bueno, eso si los de SEAT no se van como los de Coca-Cola) que con Valencia y Algeciras nos vale. 
Decía Churchill que “Un apaciguador es alguien que alimenta a un cocodrilo con la esperanza de que será el último en ser comido por él”. Como para apaciguar a los nacionalistas nos van a comer hasta el fondillo de los pantalones, va a ser mejor que dejemos de apaciguarlos a base de millones que luego se gastan la pela, bueno las que no meten en Suiza, en embajadas para colocar a los de su clan. Porque si hay que pagar cocodrilos prefiero que sean los de Lacoste.

domingo, 13 de enero de 2013

Muérete a los 45!



Eso es lo que parecen pedir los periódicos con titulares como “más de un millón de parados mayores de 45 años no volverán a encontrar trabajo en su vida” o “Nueve de cada diez parados de más de 45 años aceptarían cualquier tipo de trabajo”. La siguiente pregunta es “Dónde está escrito eso?”. Dónde pone que, como en los yogures, las personas tienen una fecha de caducidad en la tapa que les inhabilita para ser útiles a partir de los 45 o 50 años? No me fio mucho de ese tipo de titulares porque los escriben los mismos que hace cuatro días afirmaban rotundamente que la vivienda no podía bajar de precio.
Nadie discute que a los 45 es complicado fichar por el Manchester United o ser modelo de Woman Secret, pero de ahí a estar acabado hay un trecho. No quiero entrar en las críticas a una sociedad que prescinde de lo que no es joven, porque a los jóvenes tampoco se les pone la cosa fácil. Lo que me subleva es una sociedad cuyos voceros siempre encuentran una ocasión para el victimismo. Nada en la vida de nadie está escrito porque cada uno somos dueños de nuestro destino.
"Pero qué va a pasar con las víctimas de la reconversión de sectores como la banca?" dicen otros. Pues dependerá de ellos. Si eran buenos seguro que su conocimiento, experiencia y contactos les procurarán alguna salida. En la sociedad de la Información, el conocimiento es el principal factor productivo, generando mucho más valor que otros como, por ejemplo, la tierra. Y se puede adquirir y explotar el conocimiento a partir de los 45. La fuerza o la presencia física no es lo importante en la era de la deslocalización y del teletrabajo, donde se prestan servicios personales sin necesidad de que te vean siquiera. Lo que no puede faltar, como a los 20, son la ilusión y las ganas.
Ghandi empezó a los 50 su lucha social, el liderazgo de Churchill tuvo su auge a partir de los 55, Amancio Ortega abrió su primer Zara a los 40, Kentucky Fried Chicken lo creó el coronel Sanders a los 50 años y Beethoven compuso la Novena Sinfonía a los 53. Sin necesidad de llegar a esas alturas, hace menos de un mes en nuestra empresa hemos firmado un convenio de colaboración con una compañía comercial cuyos socios pasan de largo los 50 años porque nos gusta lo que ofrecen, experiencia y ganas. Ahora mismo estamos constituyendo una empresa cinco socios de los cuales la mitad no cumplirá los 50 y creemos que tiene todo el futuro por delante.
Por eso, cuando oigo a alguien decir que los mayores de 45 años están desahuciado y sin porvenir me entran ganas de contestarle: “tu madre!”.

martes, 8 de enero de 2013

El Rey está desnudo!



El 75 cumpleaños del Rey culmina un annus horríbilis, otro más, de la Casa real española. Los borbones salen del 2012 bajo mínimos de popularidad en las encuestas y con una lamentable imagen en redes sociales. Si hace un año escribía en este blog que solo la recuperación económica podría salvar la figura real, hoy pienso que no hay quien salve semejante desecho de tienta. La esencia de la Monarquía constitucional está en que el Rey compense la falta de poder con su autoridad, autoridad que no se adquiere por decreto sino por la dignidad con que ejerce sus funciones, entre las cuales la primera es la suprema representación del Estado.
Pero Juan Carlos I ya no está en condiciones de representar a nadie como demostró su  mensaje de Navidad, vacío de contenido porque no hay un solo tema que el Rey pueda tocar. Va a hablar de honradez aquel cuya enorme fortuna tiene un origen inexplicable? De esfuerzo quien, cuando no está de vacaciones, se escapa a Botswana de tapadillo a cazar elefantes? De transparencia quien encubre las golfadas y robos de su yerno? De familia el que no se habla con la mitad de la suya? De austeridad alguien que vive de palacio en palacio y tiro porque me toca? De lealtad una persona que engaña a su mujer con una rubia casi 30 años más joven? Hoy el Rey no podría patronear un barco llamado Bribón como antaño, porque todos pensarían que lleva su nombre, debiendo conformarse con navegar en el Fortuna, bueno mejor en ese tampoco.
Los partidarios, cada vez menos, se agarran a su actuación en defensa de la democracia y como negociador de grandes contratos para empresas españolas gracias a su amistad con los  árabes. Respecto a lo primero, cada vez son más quienes dudan de su papel en el 23-F. Respecto a lo segundo, aparte de ser injusto para las empresas españolas pensar que necesitan su mediación para conseguir contratos internacionales, lo abultado de su patrimonio hace pensar que en realidad trabaja para obtener sus comisiones, en la misma forma en que lo hacen esos reyezuelos amigos suyos.
La edad tiene la propiedad de acentuar, para bien o para mal,  los rasgos de carácter y, actualmente, la figura del soberano evoca más la miserable imagen de Mr. Scrooge antes de recibir la visita del fantasma de la Navidad futura, que la nobleza de un miembro del Consejo de Ancianos de la Antigua Grecia.
En suma, aunque algunos se empeñen en no ver las vergúenzas del Rey, cualquiera que se quite la venda de los ojos puede ver que está desnudo e incapacitado para el papel que le encomienda nuestra Carta Magna, lo que plantea dos alternativas. Una es su abdicación, harto improbable dado que no puede esperarse un gran sacrificio de quien nunca ha hecho uno pequeño. La otra es que las Cortes en el ejercicio de sus poderes reconozcan su incapacidad manifiesta para reinar y le inhabiliten u obliguen a abdicar, evitándonos el espectáculo de un monarca achacoso e indigno como símbolo de una España que se merece algo mejor. Y aunque el heredero no muestra mimbres muy esperanzadores al menos representa la juventud (si se da prisa) y la novedad.
Pero me temo que tendremos todavía que asistir a una agónica decadencia, entre caídas y meteduras de pata, que ponga en riesgo a la institución misma haciendo disminuir las posibilidades de que los monárquicos puedan gritar “viva el rey” en la coronación del heredero.

sábado, 5 de enero de 2013

La mirada del tigre.


Tras el 2012, en que los mayas no acertaron de milagro, se abre un año con expectativas que nada tiene que ver con el anterior. Ya casi nadie duda de que los brotes verdes están ahí. Desde Morgan Stanley, apostando por España como el segundo país para invertir tras Suiza, a la prensa internacional que habla del “nuevo milagro español”, incluidos los atravesados de los británicos, se empieza a mirar a España con otras expectativas.
No importa lo que digan los Rubalcaba, Méndez, Toxo y otros, para los que la recuperación supondría confirmar tanto su fracaso personal como el de sus suicidas propuestas. Tampoco lo que opinen Krugman, Stiglitz y demás pájaros de mal agüero, predictores de a cien mil el artículo, que no ven la recuperación como tampoco vieron la crisis cuando la tenían delante de sus narices. El tiempo de todos ellos ha pasado porque, tras escucharlos hablar continuamente de ruptura del euro, bancarrota, rescate y desolación, vemos que sus pronósticos no se han cumplido y su crédito se ha agotado.
Todavía hay cosas que estaban condenadas y desaparecerán, pues la esencia de la crisis estriba en que lo viejo sea sustituido por lo nuevo. Los sectores inmobiliario y financiero así como el público, principales responsables del entuerto, tienen todavía que acabar su purga y eso dejará algunos cadáveres en el camino. La ventaja es que los muertos que decidan asumir los cambios podrán volver a levantarse. Lo que parece claro es que en este año las cosas van a ir muy rápidas y en consecuencia, parafraseando a un conocido político, quien no se mueva no saldrá en la foto.
Pero la clave del año no es tanto que en el extranjero piensen que España es capaz de salir del atolladero como que lo pensemos nosotros. Lo decisivo es el cambio en la actitud de los supervivientes al 2012, cambio que pude comprobar en la primera reunión con empresarios de este año. No eran los que un año atrás miraban con temor el futuro, sino que tenían otro brillo en la mirada. Como todos los que han pasado por el infierno, se han despojado del miedo paralizador sustituído por el convencimiento de que ya nada va a poder con ellos.
Si un país desahuciado por todos, con una burbuja inmobiliaria equivalente a una bomba nuclear, unas cuentas imposibles y atenazado por el miedo ha sido capaz de gestas como incrementar espectacularmente sus exportaciones, devolver dinero a sus prestamistas y deshinchar la burbuja sin ser rescatado (nadie más lo ha conseguido), qué no será capaz de hacer ahora que desde fuera se le mira con confianza, sus números empiezan a ser asumibles y sus empresarios, profesionales y trabajadores están recuperando la mirada del tigre.
Así que mejor que cada uno se ponga el puñal entre los dientes y vayamos a por todas porque este año para los chinos es el de la serpiente, pero en España va a ser el año del tigre, y no tendrán cabida los que opten por permanecer agazapados como gatos.
“Ad astra per aspera”