Hace siete meses, en plena
efervescencia de Podemos, escribía en este blog, http://ajustandolasvelas.blogspot.com.es/2014/07/miedo-podemos-quien-dijo-miedo.html , las razones por las que no
había que tener miedo al triunfo de este nuevo fenómeno: la diferencia entre España
y las repúblicas bananeras caldo de cultivo de los regímenes populistas, la
poca representatividad de las elecciones europeas, la falta de una estructura orgánica, la debilidad
de su líder, la impredecibilidad de las redes sociales y la falta de una
estrategia inteligente y a largo plazo.
Pues bien, mis predicciones se
han ido cumpliendo en un plazo mucho más corto del que esperaba. Así, hemos
visto la verdadera cara de Pablo Iglesias, un ególatra cansino y poco original
(desde su lema, “yes, we can”, a sus muletillas, “casta” o “tic,tac,tic,tac”,
son copiados) que en su soberbia se permite insultar a los periodistas que le
hacen preguntas molestas. No puedo imaginar lo que se diría si Rajoy, Pedro
Sánchez o Rosa Díaz se atrevieran a llamar Don Pantuflo a un entrevistador que
les incomodara.
También hemos comprobado su
incapacidad de concurrir a las elecciones municipales por falta de un equipo de
gente presentable, justificado con la curiosa
teoría de no presentar candidatos para “preservar la marca”. Su intento fallido
de fagocitar a IU en Madrid no era otra cosa que tratar de suplir esa carencia.
Y su gran acto de afirmación en Sol ha constituido un sonado fracaso de
asistentes, tanto en su número (50.000 cuando esperaban 500.000) como en su
género (allí no estaba la ciudadanía corriente, sino una multitud de frikis antisistema
y republicanos trasnochados).
Del vuelco de la corriente de
opinión favorable a Podemos en las redes sociales son buena muestra hastags
como #PodemosNoGanara #Casta20015 #MonederoCorrupcion y otros que han sido
trending topic. En este sentido, ver las disparatadas opiniones en las redes de
Circulos como el de Anchuelo, Podemos Vallekano y otros, ha sido muy clarificador
de la clase de gente que apoya a Podemos.
En cuanto a su estrategia de
arremeter contra todos y todos, calificando de casta o fascista a cualquiera
que opinara de forma distinta a ellos, ha conseguido unir a muchos periodistas,
empresarios y ciudadanos en un frente
común antipodemos, que les está plantando cara con bastante éxito.
Este cambio de tendencia se ha
visto enormemente favorecida por un aspecto que se ha ido revelando en las
últimas semanas: los líderes de Podemos no han necesitado tocar poder para
corromperse, porque ya venían corruptos de casa. Efectivamente, el cuarteto de
ases que encabeza el movimiento está compuesto por cartas marcadas: Pablo
Iglesias con su productora camuflada de ONG que facturaba y pagaba sueldos en
negro, Errejón y su beca fraudulenta, Tania Sánchez, la consorte en proceso de
imputación, adjudicando a sus hermanos y
a sí misma contratos y subvenciones a dedo y, el más destacado de todos, el
ideólogo Monedero, cobrando de regímenes totalitarios cantidades millonarias
que no declaraba a Hacienda. Por eso no creo que ni las elecciones europeas ni
los favorables resultados de la encuesta del CIS de enero, elaborada con anterioridad
a los escándalos del movimiento, sean muy
representativas de su verdadero músculo.
Es cierto que en su arsenal
cuentan todavía con dos armas poderosísimas: la envidia española y la estupidez
universal. La envidia de quienes, incapaces de sobreponerse a las adversidades
que hemos padecido, ven la solución en el mal de los que están en mejor
situación que ellos, y prefieren un país hundido para consolarse con el mal de
muchos. Y la estupidez de los que, legítimamente indignados con nuestros
políticos, son capaces de excusar a
Podemos por comportamientos inmorales idénticos a los de “la casta”; justificar
la irrealidad de sus propuestas con argumentos tan surrealistas como “tranquilos
que si llegan al poder no van a hacer todo lo que dicen”; pretender que pueden conseguirles un empleo los
mismos que en sus productoras y empresas no tenían un solo trabajador dado de
alta; o pensar que las propuestas ideológicas que han llevado a Venezuela a la
más absoluta miseria van a conseguir llevar a España a la prosperidad.
A pesar de ello, sigo confiando
en el sentido común de la mayoría de los españoles, de todas las ideologías,
que están siendo capaces de levantar un país hundido económica y moralmente,
contra viento, marea y políticos, y hacer que hoy sea titular en la prensa
europea como motor de la Eurozona. Porque Podemos es como las olas que, antes de morir en la playa, levantan mucha espuma pero tienen hueco el interior. Permanezcamos atentos para que no nos arrastre al romper.