jueves, 27 de agosto de 2015

¿El estornudo de China hará que se constipe el mundo?



El crack de la bolsa china se ha contagiado al resto de bolsas mundiales, que ven como sus valores pierden las ganancias acumuladas en el año. Ante eso, muchos se preguntan si el hundimiento de la economía china puede arrastrar a la economía mundial. Algunos incluso dicen que esto no es sino la manifestación de una crisis sistémica a nivel global.Dejemos los catastrofismos a un lado, porque los acontecimientos de estos días eran previsibles. Tan previsibles que algunos lo predijimos mucho tiempo atrás.

Hace ya cuatro años (http://ajustandolasvelas.blogspot.com.es/2011/10/tocara-la-china.html)  cuando China era el centro de todas las miradas de admiración, advertíamos de su próximo declive, basándonos en la existencia de unos parámetros económicos inaceptables en cualquier país desarrollado:enorme desigualdad económica, gobierno dictatorial y gerontocrático; ausencia absoluta de derechos laborales, censura en Internet y una enorme burbuja inmobiliaria.

Y hace dos, (http://ajustandolasvelas.blogspot.com.es/2013/11/la-caida-del-imperio-amarillo.html) predijimos  que, como apuntaban algunos analistas a quienes los árboles no les impidieron ver el bosque, China iba a ser protagonista de una caída sonada y de consecuencias imprevisibles.

Por las mismas razones que entonces, podemos afirmar, sin demasiado temor a equivocarnos, que la caída del gigante amarillo no va a suponer la caída de Occidente. Y no son otras que el que la economía china es radicalmente distinta a las occidentales. China no deja de ser una sociedad con una economía industrial propia del siglo XX, basada en una mano de obra barata y poco cualificada, incapaz de competir en los sectores punteros del siglo XXI, que requieren un uso intensivo del conocimiento. Uso que además es poco compatible con la falta de libertad de China y su estado hiperintervencionista, que sigue restringiendo a sus ciudadanos el acceso a Internet.

Además, China, a pesar de permanecer anclada en la sociedad industrial cuando el mundo camina con paso firme por la Sociedad de la Información, ni siquiera es estrictamente una potencia industrial. Claro que produce una ingente cantidad de cosas, pero son de poco valor, producidas por encargo u obsoletas, cuando no burdas copias. Basta con ver los automóviles chinos para darse cuenta del estado de su producción industrial.

Es cierto que en una economía global el mundo está conectado. Pero si nadie se sorprendía hace unos años cuando lo países emergentes vivían momentos de esplendor mientras las economías desarrolladas pasaban la mayor crisis desde 1929, no debe sorprendernos que hoy las economías occidentales estén en pleno proceso de crecimiento mientras China y los emergentes son presa de un declive originado por sus problemas estructurales. Problemas que persistirán porque, por mucho que se empeñe el gobierno chino en adoptar medidas intervencionistas en forma de devaluación y similares, esas medidas no podrán tapar la realidad: China es un gigante con pies de barro.

Por ello, aunque no es una buena noticia que el gigante chino se desplome sobre sus débiles pies, tampoco debemos tomarlo muy a pecho. No se trata de alegrarse del mal ajeno, pero en este caso puede tener incluso consecuencias positivas, en forma de bajada de materias primas, consecuencias que debemos aprovechar para ser más competitivos.

Seguramente tendremos un período de turbulencia bursátil, pero no va a ser comparable al de las bolsas orientales, que se han desplomado un 50%, mientras que las occidentales no llegan al 10%. Así que dejemos de preocuparnos por los estornudos ajenos y sigamos a lo nuestro, porque las cotizaciones bursátiles reflejan, sobre todo, el esfuerzo de quienes trabajan en las empresas cotizadas.