domingo, 29 de julio de 2012

La caída de Rajoy




Un sector de la prensa, políticos y opinión pública hacen cábalas sobre el tiempo que le resta a Rajoy en el poder, llegando algunos a apostar porque no se comerá las uvas en Moncloa. El coco de la intervención, la contestación social  y la presión mediática harán que el gobierno caiga como un montón de bolos ante el deleite de los que quieren ver a Rajoy convertido en la reencarnación de ZP, saliendo fracasado por la puerta de atrás. Pues si se trata de anticipar el final de este gobierno yo me atrevo dar la fecha: octubre de 2015, justo cuando termine su mandato. Y eso por dos razones.
La primera es que Mariano no se va a querer ir. No se trata solo de que sea pontevedrés (el gobierno del último gallego que cogió el mandiño finalizó cuando Dios lo dispuso) sino de que el personaje no ha dado muchas muestras de debilidad de carácter. Pensar que quien ha aguantado ocho años en la oposición, reputado como un perdedor, ridiculizado por los de fuera y discutido por los de dentro va a tirar la toalla tras haber triunfado rotundamente en las urnas, y justo al comienzo de la partida, simplemente es de una ceguera manifiesta.
La segunda es que nadie le va a echar. “Eso lo dirás tú”, replicarán algunos agitando los fantasmas de la Unión Europea y la calle.  No, lo dice la estructura política española que otorga al presidente con una mayoría suficiente (la absoluta es un pelín más que eso) la iniciativa política por encima de ningún otro poder, y por supuesto más que el “cuarto”. No olvido a los griegos y a Berlusconi. Respecto a los primeros, las debilidades de su sistema democrático, donde se alternan en el gobierno una serie de familias políticas al más puro estilo argentino, lo invalidan como referente. En el caso italiano lo sorprendente es que un payaso como el Cavaliere aguantara tantos años en la poltrona y solo fuera forzado a dimitir cuando pesaba sobre él una condena penal por violación. Eso demuestra lo difícil que resulta en Europa expulsar del poder a un gobernante arropado por la legitimidad de las urnas. Es un principio que ningún país ni institución europea tiene la intención de romper. Además, si finalmente se produce la intervención, para qué iba Europa a imponer un gobierno nuevo compuesto de tecnócratas cuando eso es precisamente lo que tenemos.
En cuanto a la calle, a los mineros se los llevó el viento entre la indiferencia general y hace falta algo más que Toxo y Mendez tratando de agitar a funcionarios cabreados para moverle la silla al ejecutivo. Si bien al Grupo Prisa y  a otros,  también con números rojos imposibles, les gustaría  un gobierno de concentración con personajes como Felipe González, Gallardón, bueno este ya no les vale por lo del aborto, o Anguita, los españoles de a pie no estamos especialmente interesados. Solo faltaría un militar de la reserva y un picador con sombrero castoreño para completar el esperpento, o sea que mejor vamos a dejar las bromas.
En fin señores, tomen asiento y pónganse cómodos. El partido no ha hecho más que empezar y el resultado está muy abierto. Más aun cuando, a pesar de la prima de riesgo que empieza a afectar a las mentes de algunos, se empiezan a ver brotes verdes, ahora sí, que hacen posible incluso que el “presidente por accidente” emule al conejito de las pilas Duracell. Pero esa es otra historia.

martes, 24 de julio de 2012

Los taifas y sus parias.





Los antiguos reinos de taifas estaban obligados a pagar las parias, tributos a los reinos cristianos para evitar sus ataques. Los nuevos taifas surgidos del proceso autonómico se defienden solos y están convirtiendo a los ciudadanos en unos parias a fuerza de pagar tributos para sostenerlos. Ahora que los recortes han empezado a afectar al bolsillo de todos se está poniendo en cuestión el modelo y su utilidad, porque el contribuyente avispado intuye que tener un hospital o escuela no depende de la existencia de un consejero apoltronado en una capital autonómica.
Decía el hacendista Niskanen que la burocracia tiende a crecer en su propio interés. Y bien lo hemos comprobado en nuestras carnes los españoles. Cuando se transfirió la sanidad a las comunidades autónomas se produjo el efecto equivalente a mojar un Gremlin. De repente brotaron 17 consejerías de sanidad con 17 órganos jurídicos para resolver de 17 formas posibles los problemas que antes resolvía uno sólo. También brotaron 17 sistemas informáticos y sus correspondientes contratos de mantenimiento millonarios con empresas externas (incluso a veces la misma empresa vendía lo mismo a distintas comunidades cambiando el logo). Brotaron 17 órganos para resolver problemas nuevos como el que la Xunta de Galicia liquidara a la Generalitat valenciana el importe de la escayola del betanceiro que se partía una pierna veraneando en Benidorm y viceversa. La búsqueda de la eficiencia, o sea del uso de mínimos recursos para lograr un objetivo, llevó en un esperpento surrealista al brote de 17 organismos dedicados a la eficiencia y calidad sanitaria. Y por supuesto los órganos de coordinación intercomunitarios, con sus reuniones, viajes, hoteles y dietas.
Cada competencia transferida contribuía a echar agua al Gremlin. Además, de la bañera empezaron a salir Gremlins nuevos que nadie recordaba haber metido. Así, los 17 parlamentos consecuencia del famoso “café para todos” con sus centenares de diputados, que al principio solo cobraban dietas pero enseguida descubrieron que lo de liberarse era una verdadera liberación. Por no hablar de los 17 consejos consultivos, con consejeros, letrados-jefe, letrados, secretarios y ujieres, para redactar los mismos ladrillos jurídicos que hacía el Consejo de Estado. Sin olvidar los 17 consejos económicos y sociales, con su correspondiente parafernalia administrativa para elaborar informes en las materias más variopintas, informes que no se leen ni sus miembros. Y las 17 juntas consultivas de contratación administrativa, siempre pendientes de la publicación de las resoluciones y dictámenes de la junta central para copiarlas 17 veces.
El altruismo no podía quedar al margen y surgieron 17 agencias de cooperación internacional, repartiendo las mismas subvenciones a las mismas ONGs pero en 17 expedientes distintos, sumiendo de paso a los indígenas en una empanada geográfica monumental. Y las agencias autonómicas de energía, protección de datos, vivienda, tribunales de cuentas, defensores del pueblo, etc. En el colmo de la memez y el despilfarro, algunas CC.AA. han creado agencias meteorológicas propias, que dibujan mapas idénticos a los de la Agencia Estatal de Meteorología con idénticos huevos fritos.
Los políticos tratan de vendernos las bondades del estado autonómico, advirtiendo que recortarlo tiene tintes franquistas. Qué van a decir los pobres? No sé si la creciente marea ciudadana contra el sistema autonómico es un brote de fascismo. Me pega más bien que el personal se ha cansado de hacer el paria pagando los carísimos Gremlins que brotan por doquier, y recuerda con nostalgia el momento de la película en que saltaban todos por los aires mientras comían palomitas.

domingo, 22 de julio de 2012

Será por dinero?

 



Si  hemos de creer los titulares de la prensa nacional, las calles españoles están en ebullición y se han convertido en una caldera que puede estallarle al gobierno en las manos impidiéndole comerse las uvas. Pero eso mismo decían que iba a pasar en Grecia o Portugal y al final ahí están tan tranquilos, intervenidos y sin dar mucho ruido.
Las grandes revoluciones triunfantes, al menos de inicio, podían esgrimir contra sus enemigos una superioridad moral que les llevaba en volandas hacia su ideal. Los padres de la patria americanos tenían enfrente una metrópolis que les imponía cargas sin concederles representación, los revolucionarios franceses un régimen absolutista e injusto que dividía a la sociedad en estamentos y los bolcheviques a un régimen zarista en que los campesinos seguían siendo “de facto” siervos de la gleba.
Las protestas que han recorrido el país esgrimen igualmente sus ideales: los sindicalistas no están dispuestos a permitir el recorte de derechos sociales; los funcionarios se niegan a ser criminalizados como responsables de la crisis; los estudiantes luchan contra los recortes en la enseñanza pública y hasta los yayo-flautas sienten que en su vejez se les priva del derecho a una sanidad universal. Protestan jueces y fiscales por unas medidas cuyo verdadero objeto, según ellos es nada menos que "el desmantelamiento del Poder Judicial, atacando así a su independencia e imparcialidad".
Mas lo cierto es que los sindicalistas han salido a la calle después de ocho años de silencio pagado con subvenciones públicas millonarias que ahora no se pueden mantener; los funcionarios ante la privación de la extra de Navidad; los estudiantes por una subida de tasas que, además, pagan sus padres y los yayo-flautas por tener que sufragar un 10% del precio de las medicinas. En cuanto a la judicatura, qué lástima, su supuesta independencia resulta afectada por la aplicación de las mismas medidas salariales que al resto de los funcionarios, que por otra parte siempre han estado peor retribuidos y más controlados. Presiento que esta revuelta social se va a quedar en agua de borrajas porque la gasolina que la alimenta es de poco octanaje, conseguir dinero y sólo dinero. Un dinero que además no hay.
Las hazañas de la Humanidad siempre han tenido por protagonistas a personajes excepcionales o a gentes que no tenía nada que perder. La mediocridad de los líderes de las protestas es infinita, y la mayoría de los que participan en ellas tienen otras trece pagas que conservar y no se atreverán a tirar de verdad contra un sistema que, al final, nos está imponiendo a todos sacrificios cuyos principales beneficiarios son ellos mismos.
Por eso no me da miedo un estallido social que arrastre este país a la ruina. Ni siquiera ante un gobierno gris e incapaz de hablar claro a los ciudadanos y de tomar las medidas que realmente se necesitan, poniéndose al frente del país y dando ejemplo. Me preocupa la actitud de muchos españoles ante el inmenso reto que tenemos por delante, quejándose lastimeros y preguntando qué hay de lo suyo en lugar de pensar en la forma de conquistar un futuro mejor para sus hijos

domingo, 15 de julio de 2012

“Que se jodan!”, digo “cáspita!”


En las Cortes de la Segunda República, Indalecio Prieto, diputado socialista reconocido por su oratoria trufada de tacos y exabruptos, fue recriminado por Niceto Alcalá Zamora, que le amenazó con lanzar a su vez venablos por la boca si no cambiaba de actitud. El lado gamberro de D. Indalecio quiso comprobar hasta donde era capaz de llegar D. Niceto y, en su siguiente intervención ante la Cámara, se superó en el uso de palabras soeces, siendo cortado por el censor con la terrible palabrota: “Cáspita, Indalecio, ya está bien”. Eran tiempos en que los diputados finos a lo más que llegaban era al “cáspita” y las escasas diputadas no osaban decir ordinarieces.
La modernidad ha otorgado a las mujeres la indudable conquista de participar en los asuntos públicos en plena igualdad, y la dudosa de poder decir palabras malsonantes a su antojo, equiparándose al hombre en grosería y mala educación. Si a ello unimos que la LODE, la ESO y demás reformas han dado carta de naturaleza a la sustitución del comedido “que se aguanten” por el más directo “que se jodan”, no podemos sorprendernos de las palabras de la Fabra en el hemiciclo.
El padre de la susodicha es sobradamente conocido por su aeropuerto para paseantes, su suerte en la lotería y su carácter “ostentóreo”. Así, al ver a su niña en You tube te viene a la cabeza instintivamente la frase "de casta le viene al galgo”. O tal vez no. Porque sinceramente no conozco a esa diputada ni tengo idea de a quién se refería con la expresión de marras aunque, como ella misma confesó, es más probable que sea un comentario dirigido a las bancadas de los diputados socialistas que a los parados, simplemente porque estos últimos no estaban presentes mientras que aquellos sí. Pero en todo caso, el revuelo motivado por un exabrupto poco afortunado es buena prueba de que la falta de valores de este pobre país se está supliendo por la hipocresía más atroz. Sobre todo cuando los que la critican en distintos medios suelen acompañar sus comentarios con calificativos que comienzan por la letra “z…” o la palabra “hija…”
Linchar a una diputada por utilizar “off the record” una expresión que es moneda corriente en el lenguaje coloquial de los votantes sólo puede indicar dos cosas: o que las reformas educativas del ministro Wert están provocando milagros y a partir de ahora los españoles, cuando seamos atropellados por un conductor borracho, le recriminaremos educadamente mientras se da a la fuga al grito de “cáspita señor, haga usted el favor de no volver a embestirme con su automóvil” o, lo más probable, que la pataleta de algunos ante la pérdida del poder es de tal calibre que no dudan en agarrarse a un clavo ardiendo con tal de atacar al adversario.
Siempre me han gustado las mujeres que evitan la grosería, aunque algunas utilizan el taco con un gracejo especial incapaz de ser superado por los hombres. En atención a éstas, sólo se me ocurre dedicarles una expresión a los políticos y periodistas que silban mirando para otro lado cuando escuchan los rebuznos de los representantes etarras en el parlamento, mientras se rasgan las vestiduras como viejas mojigatas ante la salida de tono de una diputada poco presentable: “Que se jodan!”.

Muera Sanson con los filisteos!


Esa parece ser la máxima de quienes celebran cualquier mala noticia para España (sea bajada de la bolsa o subida de la prima de riesgo) como si fuera un gol de la Roja. Paradójicamente son los mismos que llamaban imbéciles a los que disfrutábamos del fútbol en lugar de deprimirnos por la subida del recibo de la luz. Lo que no acabo de ver es el motivo de su alegría, cuando están en el mismo templo que el resto de los españoles, dependiendo su salvación de que las columnas resistan.
Estos agoreros son capaces de buscar en las páginas de cualquier periódico mundial un titular que pueda perjudicar a España y algunos hasta  han aprendido inglés, o al menos el manejo del traductor de Google, para escudriñar el Washington Street Journal  o el Financial Times. Eso sí, cualquier buena noticia que se atisbe les hace enmudecer. Tras la cumbre de Bruselas  pasaron del éxtasis de pregonar que teníamos el líder europeo más incompetente, tomando como fuente a un eurodiputado británico líder de un partido de extrema derecha, a la vertiente más aguda de la depresión postcoital. Pero incluso para esa eventualidad han descubierto un antídoto: cualquier cosa buena que nos pase es gracias a… Hollande!
Ahora se mesan los cabellos ante los recortes del gobierno que califican nada menos que como “golpe de estado”, olvidando un par de cosas. La primera es que dichos recortes no son el problema sino parte de la solución, veremos si acertada o no. Y la más importante, que el problema lo crearon otros, los que gobernaban hace cuatro días y dejaron esto como un cuartel robado.
Es una lástima que los españoles, a diferencia de los alemanes, no podamos unirnos siquiera en los momentos de crisis pero habrá que contar con ello. Para nuestra desgracia la izquierda española en nada se parece a la de otros países de nuestro entorno, que sabe anteponer los intereses de la nación a los del partido. Por el contrario es incapaz de asumir su responsabilidad en el desastre y, menos aún, la posibilidad de que otros nos saquen del atolladero. Y ante una encrucijada en la que nos jugamos el futuro prefiere jugar a la contra, no dudando en recurrir al juego sucio y al coqueteo con los antisistemas y violentos.
Debería extraer alguna lección de lo sucedido en la Eurocopa donde los que pujaron contra España, un puñado de nacionalistas, quedaron como un atajo de idiotas asistiendo al triunfo común. Apostar por el desastre colectivo nunca es una buena opción. Porque cuando salgamos de esta, cosa que sucederá sin ninguna duda, no tendrán nada que celebrar. Pero si ganaran su apuesta mucho menos, pues el tejado caería sobre sus cabezas igual que sobre las del resto.


domingo, 8 de julio de 2012

Quosque tandem Catilina…?


Es lo que nos preguntamos en la calle los sufridos españoles: hasta cuándo van a abusar los políticos de nuestra paciencia? Los funcionarios ven mermar su sueldo y aumentar su horario, los empresarios sobreviven sin subvenciones, los pensionistas padecen la congelación de sus pensiones, los contratistas ha emigrado al extranjero, los beneficiarios de servicios sociales asisten al cierre de centros de salud y asistenciales.  Y la ciudadanía, con un aguante digno de mejor causa, ve como caen las famosas líneas rojas y aprieta los dientes confiando en que este camino de espinas nos conduzca a un lecho de rosas o, al menos, a un lecho.
Pero a fuerza de mirar hacia arriba para ver por dónde vienen los recortes descubrimos una gruesa línea roja que ninguna tijera traspasa: la que rodea a los políticos y sus prebendas. Y vemos como la legión de diputados, senadores, consejeros, presidentes de diputaciones y organismos varios, asesores, alcaldes, concejales, enchufados en empresas públicas y así hasta 400.000 (más que en Francia o Alemania)  contemplan los recortes desde la barrera, olvidando que la única forma de predicar es con el ejemplo.
Las retribuciones de personajes como el alcalde de Les Franqueses del Vallés, 70.000 euros para una población de 20.000 habitantes, el de Tejeda, casi 50.000 euros de sueldo a pagar por sus 2.200 lugareños o el de Fresnedillas de la Oliva, 44.000 euros para una urbe de 1.500 vecinos, claman al cielo. Por no hablar de los miles de diputados autonómicos (4.700 euros al mes cobran los del parlamento extremeño) que nadie sabe qué hacen porque a nadie le importa.
Para añadir leña al fuego, cuando alguien propone la reducción del número de cargos públicos, saltan airados los que ven peligrar sus sillas al grito de “quieren acabar con las minorías” o “se quiere reducir la política”. Pues claro que queremos reducir la política! Ni que fuera jamón. Bueno sí lo es, y de bellota, para los que viven de ella. Se comprende que esta inmensa colección de paniaguados defienda su posición a muerte. Cómo no hacerlo si la pérdida del momio supondría para la mayoría de ellos engrosar las filas del paro o el mileurismo? Pero tendrán que entender que los sufridos contribuyentes no estén por la labor de aguantar a una casta que vive del cuento bajo el lema “sacrificaos vosotros”.
Escuchamos el anuncio de que los funcionarios podrían perder la paga extra de Navidad, cuando lo que todos  esperamos es la noticia de que sean los políticos quienes empiecen por renunciar a ella. No hay mucho margen, y se está cociendo el caldo de cultivo de un descontento popular que traspasa los límites de los movimientos radicales y comienza a calar con fuerza en las conversaciones de los bares y en las redes sociales.
Decía Winston Churchill que “el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”. En España por desgracia no tenemos estadistas, pero es hora de que algunos de nuestros políticos empiecen a pensar no ya en las próximas generaciones, sino en los padecimientos de la actual, y decidan compartirlos en lugar de mirarse la barriga. Porque de lo contrario, en las próximas elecciones puede que ya no distingamos entre políticos buenos y malos y todos se lleven una enorme sorpresa.

jueves, 5 de julio de 2012

Amigos con lo ajeno.


Junto a la especie de los amigos de lo ajeno o cacos vulgares convive otra, plenamente legal, constituida por los amigos con lo ajeno.  Son todos aquellos capaces de lo mejor para con sus semejantes siempre que ellos no paguen la factura, ni en forma de dinero ni de esfuerzo personal.
Este género no es nuevo. Así los ejemplos se multiplican desde Robin Hood, que tenía buena prensa porque el Sheriff de Nottingham carecía de amigos, hasta el típico aguafiestas que en cuanto la suerte llama a la puerta de los demás en forma de herencia, lotería o por cualquier otro título gratuito, dispone del dinero como si fuera un albacea testamentario. Eso sí, como por chiripa le toque una pedrea desaparece del mapa sin dejar al prójimo ni un marevedí. Recuerdo el corte que Cela le dio a un periodista que le preguntaba a quién iba a donar  su recién ganado Nobel. "A nadie, porque lo he ganado yo"", respondió sin dudarlo. Pues bueno era Don Camilo!
Ahora hay quienes han decidido repartir las primas de los campeones de Europa con la excusa de la crisis. Desde una plataforma digital a mayor gloria de su promotor, un tal Yago de Madrid muy conocido en su casa a la hora de comer, a Alicia Sánchez Camacho, la jefa pepera en Cataluña, que ha perdido una inmejorable ocasión para estar callada, habida cuenta del mosqueo que tiene el personal con el sueldo de los políticos. Internet ha facilitado mucho las cosas a los benefactores por cuenta de terceros, pues con un golpe de click pueden repartir las joyas de la corona británica. Bueno, a lo mejor no tanto, pero a Iniesta un inventor de bulos le levantó la prima brillantemente lograda en la Eurocopa y la donó a los afectados por los incendios de Valencia. Y todo antes de que se apagaran los rescoldos y supiéramos si los perjudicados directos son los campesinos o la Diputación Provincial.
En Extremadura tenemos a nuestros diputados autonómicos que, tras dejar tiritando a los funcionarios con los recortes de sueldo, decidieron rebajarse el suyo un 5% para destinarlo a una causa benéfica, como si el dinero saliera de su bolsillo en lugar de salir del presupuesto. Así cualquiera, pero a los funcionarios no les dieron opción de jugar al "doce meses, doce causas". 
Sea el ego, la envidia tan española o las ganas de chinchar, la especie no se extingue. Es bueno tener presente que son tiempos de trabajo duro, poca ostentación y solidaridad. Pero solidaridad con lo propio porque para repartir lo ajeno ya están políticos y sindicalistas, que además siguen a rajatabla el conocido principio “el que parte y bien reparte se queda la mejor parte”.

domingo, 1 de julio de 2012

Los susurradores euskaldunes (unibertsitatean itzultzeko)



Mis sospechas de que la universidad pública española no es de este mundo se han confirmado al enterarme del proyecto de la del País Vasco sobre el uso del euskera por el personal docente, administrativo y de servicios.  El Rectorado de la UPV ha encargado un “distintivo” para los trabajadores que acrediten su conocimiento. Además se priorizará el euskera en los actos y jornadas que se organicen, incluyendo cursos de verano, aunque haya asistentes que no lo entiendan. En el caso de actos que se impartan exclusivamente en euskera se propone la figura de una “persona susurrante” (sic) que los traduzca al oído a quienes no lo entiendan.
Sorprende que la universidad, supuestamente foro de conocimiento y apertura, distinga entre dos categorías, euskera-parlantes y euskera-ignorantes. Aunque ya puestos, considero que lo de llevar un distintivo en la solapa es una mierdecilla impropia de chicarrones del Norte, y no te digo si son del mismo Bilbao. Propongo mejor como distintivo una boina del tamaño de la de Manolo el del Bombo, que puede ser aderezada a medida que aumente el conocimiento euskérico del personal. Así, igual que los nazis a la cruz de hierro le añadían las hojas de roble para darle caché, los euskerahablantes de la UPV que profundicen en la lengua de Aitor podrían llevar además de la boina, no unas hojas de roble que eso es para flojos, sino un roble entero en la solapa sujeto con un cabo marinero. El roble, además de ser un árbol muy vasco, puede servir para que no les cale el xirimiri.
Ahora, de nota es la figura del susurrante. No por el coste del invento, sino por el espectáculo de una ponencia en euskera ante una audiencia internacional. La multitud del público susurrándose al oído dejará en mantillas a los antiguos cines de sesión continua, donde iban las parejas a meterse mano. Por si las moscas conmigo no cuenten, pues la idea de tener pegado a la oreja a un fornido euskaldun txiquitero durante un par de horas me disuade definitivamente de asistir a cualquier evento en la UPV.
El que en un ambiente supuestamente ilustrado nadie hiciera callar al inventor de semejante estupidez dándole una colleja demuestra que aquí, contra lo que dicen algunos, siempre cabe un tonto más. Basta con que se aprieten un poco al fondo. Y si se trata de tontos pagados con fondos públicos hay sitio para una multitud.
Estas cosas explican que, mientras 3 de las 10 mejores escuelas privadas de negocio  del mundo son españolas, ninguna de nuestras universidades, que manejan presupuestos multimillonarios, figure entre las 150 primeras del ranking mundial. La endogamia y la ausencia de competencia siempre ha sido la escalera que permite el ascenso de los necios a las alturas. Por el contrario,  cuando la subsistencia de tu negocio depende de la calidad del servicio que das al usuario, desaparecen como por arte de magia un montón de tonterías que no aportan valor más que al bolsillo del necio.
Dicen que el problema de la universidad en España es su falta de conexión con el mundo de la empresa. Esperemos que sea solo eso porque me temo que, antes de conectarla al mundo empresarial, habrá que trabajar para conectarla a la realidad a secas.