sábado, 25 de mayo de 2013

El corrupto extremeño (De vallas y paletos)




El escándalo de la FEVAL de Don Benito ha situado  a Extremadura en el mapa de la corrupción política. Por fin! Era casi una deshonra que también en esto estuviéramos en el furgón de cola. Ahora, una vez puestos lo hemos hecho a lo grande, con jacuzzi y mariscadas a cargo de los fondos públicos, que es lo que luce en las fotos. De verdad alguien pensaba que casi 30 años de gobierno socialista habían pasado sobre Extremadura sin que nada de la riada de fondos llovidos por aquí se pegara a los dedos de los políticos?
La falta de noticias sobre la corrupción extremeña durante tantos años se explica, no por su ausencia, sino por la impunidad de la que gozan los chorizos en este país, cuyo exponente regional lo tenemos en el escándalo de las vallas del paleto. Rebobinemos! Tras 20 años de la Ibarrismo, las grandes constructoras nacionales han sido expulsadas de la contratación pública regional a favor de empresas amigas con un accionariado trufado de cónyuges, hermanos y parientes de los políticos; el “bluf” Linex ha absorbido millones de euros y pesetas sin resultados apreciables y han surgido multitud de empresas consultoras y de servicios dirigidas por  políticos y sindicalistas con el mismo bagaje consultor de Urdangarín. Y de repente en 2004… España aparece plagada de vallas promocionales del turismo regional con la inspirada frase: “No seas paleto, ven a Extremadura!”
Ante la rechifla nacional por la ocurrencia publicitaria de insultar a los futuros clientes, se descubre que las vallas son parte de una campaña de la Consejería de Economía, Trabajo y Turismo adjudicada a una empresa por el procedimiento habitual, es decir a dedo. Tan a dedo que, cuando estaban puestas las vallas, todavía no había empezado a tramitarse el expediente administrativo. El Consejero se excusó diciendo que se había enterado por la prensa (un clásico) hasta que se descubre que “Crea Guimaraes”, la empresa adjudicataria, le pagaba un sustancioso alquiler por un local que le tenía arrendado. Sorprendido con las manos en la masa, el prevaricador hace como que dimite ante el caudillo Ibarra, que hace como que no le admite su dimisión, volviendo a su despacho esa misma mañana para seguir adjudicando contratos a dedo. Y qué hacía la Intervención autonómica? Pues nada, porque ya se había cuidado Ibarra de que los interventores fueran nombrados también a dedo.
Cuando el personal vio que un caso tan evidente de corrupción se quedaba en agua de borrajas, captó el mensaje inmediatamente. Nunca un funcionario o contratista iba a denunciar un cohecho, porque lo único que podía acarrear era una represalia para el denunciante. Y así siguieron adjudicándose los contratos al estilo marroquí, sin que nadie dijera esta boca es mía. Con Vara las cosas no cambiaron, porque no hizo nada para que cambiaran. Tanto es así que, cuando le mandaron un dossier con el escándalo de FEVAL, lo guardó en el cajón y expedientaron a los funcionarios denunciantes, que en su ingenuidad habían pensado que corrían aires distintos.

En defensa del corrupto extremeño hay que decir que, pese a su impunidad, nunca se llegó al nivel de mangancia de Andalucía, Cataluña o Valencia, los grandes maestros. Yo creo que ni siquiera al de Castilla La Mancha, donde Bono puso alto el listón. En fin, ya veremos en qué queda esto y cuántos casos más salen a la luz. Porque es un secreto a voces que el nuevo gobierno está tapando los enjuagues y malversaciones de fondos europeos que se encuentra para evitar dos problemas: llenar las cárceles extremeñas y tener que devolver a Bruselas un dinero que nadie sabe dónde está. Esperemos que no acabe siendo el "hoy por ti, mañana por mí".

 

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