viernes, 17 de mayo de 2013

De clones, ovejas, pesados y zombies.




La clonación es como comer patatas fritas, que una vez empiezas no puedes dejarlo hasta que se termine la bolsa. Empezaron clonando ordenadores, siguieron clonando a la oveja Dolly y resulta que ahora puede clonarse a Paquirrín. Yo soy de letras y no termino de verlo claro, porque pasas de las células madre a los embriones y terminas como en el chiste de Zp, que a uno que se le cayó la cabeza le pusieron un melón y acabó de presidente del gobierno.
Ahora viene la polémica sobre los límites morales de la ciencia. Unos opinan que el avance es maravilloso y abre nuevos horizontes a la medicina, permitiendo crear órganos que eviten el rechazo en los trasplantes. Otros querrán hacer clones enteros. Los más sensatos dicen que jugar a ser Dios es un disparate. Pues yo creo que no hay que preocuparse del tema religioso o filosófico antes de resolver los problemas prácticos.
No nos engañemos, aquí el problema no es de ética sino de funcionalidades. Si nos ponemos a clonar órganos vamos a parecer lagartos, que les cortas el rabo y les sale otro. Y en cuestión de rabos la clonación está mal resuelta porque, si uno no está contento con el tamaño de un órgano y lo clona, va a salirle otro del mismo tamaño, con lo que hemos hecho un pan con unas tortas. Deberían pensar en la posibilidad de hacer injertos. Se injerta un apéndice  clónico con el del butanero, por ejemplo, y se evita al mismo tiempo el rechazo del clonado  y de su pareja. Yo lanzo la idea y si cuaja me pido el copyright.
Pero el problema gordo viene con las clonaciones de cuerpo entero, pues seguro que en la lista de espera iban a estar los más tontos. Todo necio que se precie está encantado de haberse conocido. Y aunque estuviera algún listo… alguien se imagina a Punset dando el coñazo por los siglos de los siglos?
Luego está la cuestión del copago. Cambiarse la cabeza para curarse las migrañas será más caro que comprar Nolotil, y al final pasará lo de siempre, que los potentados se lleven el gato al agua. A mí me da dentera solo pensar en Botín clonándose cada temporada. Y no te digo a Fernando Alonso, que se acabará pasando al piragüismo, con tal de no ver al banquero en los boxes disfrazado de animadora un año tras otro.
En conclusión, mejor olvidar las clonaciones e irse muriendo cuando toque, porque ninguno somos tan imprescindibles para andar dando tumbos por el mundo una vez pasada la fecha de caducidad. Como dice mi suegra, lo poquito agrada y lo mucho enfada. Y quien tenga afán de perpetuidad que se deje de clónicos y escriba una sinfonía o estudie mucho, que así fue como Beethoven o Madame Curie pasaron a la eternidad. Pero me temo que la mayoría optará por lo fácil y, si les dejan, tendremos a los mayores memos del panorama nacional interpretando una versión cutre de Walking Dead.

"El alma noble nunca muere, más allá de su eternidad brillarán sus huellas."
 

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