sábado, 12 de noviembre de 2011

Democracia vs mercado



La última moda consiste en afirmar que los mercados atentan contra la democracia. Y qué ejemplo más paradigmático que la Democracia griega, la primera de todas en el tiempo, herida de muerte por unos mercados, que son capaces de derribar líderes elegidos por el pueblo, para imponerle reformas económicas.

Es curiosa esta teoría, porque le da la vuelta a todo lo que conocíamos hasta ahora. Mercado y democracia han ido siempre unidos porque van naturalmente unidos. El mercado puede existir, aunque sea de forma imperfecta, sin democracia (China es un ejemplo) pero la democracia no puede existir sin mercado. Sin mercados hasta las necesidades básicas de la pirámide de Maslow, como comer y beber, no dependen de nuestras decisiones libres de oferta y demanda sino que vendrán dictadas por otros. Y, cuando se nos priva de la libertad económica, es una ilusión pensar que podemos mantener la libertad política de elegir los gobernantes y la forma en que deben ejercer el poder.

¿Entonces qué ha pasado? ¿Por qué determinados gobiernos están sujetos a la voluntad de otros que detentan el poder económico? La razón es sencilla, la libertad de elección conlleva responsabilidades y consecuencias. En un mundo globalizado todos dependemos de los demás, pero las relaciones de dependencia están muy determinadas por el modo en que se ha ejercido la libertad. Al igual que una persona es libre para endeudarse si quiere adquirir lo que no tiene, cuando se endeuda por encima de sus posibilidades empieza a renunciar a parcelas de libertad. No nos engañemos, la libertad hay que ganársela, y se pierde cuando se cambia por el bienestar con cargo al esfuerzo ajeno. No en vano siempre se ha dicho que el que paga manda. Y con los países pasa lo mismo. Pueden elegir gastar lo que tienen o gastar más, pero si eligen la segunda opción deberán acudir a los mercados financieros y atenerse a sus reglas.

En el ejemplo inicial, si hemos de creer a algunos, los pobres griegos han caído en manos de una exigente Merkel que les impone sacrificios injustos para no dejarlos caer en el abismo. Luego, cuando se hurga en la herida griega, aparecen agentes infecciosos muy peculiares. Así, los fraudes en las pensiones que cobraban miles de “pensionistas” fallecidos, los sueldos de 60.000 euros de los conductores del metro helenos, las compras de tanques americanos Abrams por importes milmillonarios, o el desorbitado número de Porsche Cayenne de Larisa, capital de Tesalía. Y todo ello pagado, naturalmente, con el dinero ahorrado por los demás europeos.

Entonces ¿hay que abandonar a su suerte a los que se equivocaron individual o colectivamente? Sinceramente no lo sé, pero de lo que estoy seguro es de que no se puede hacer recaer sobre las espaldas de los que han sido prudentes y acertaron, los errores de los que no lo han sido y erraron. Estos últimos podrán salir de su situación echando mano de su propio coraje y esfuerzo, o apelando a la solidaridad de los demás. Pero que no apelen a la Justicia porque, como señalaba el griego Aristóteles, no es justo que los que han hecho sacrificios y esfuerzos diferentes reciban recompensas iguales.

1 comentario:

  1. Cuando me hablan de LA TIRANÍA DE LOS MERCADOS siempre me acuerdo del maestro Josep Pla: "desconfiad de las palabras vagas que se escriben con mayúsculas, son trampas para bobos".

    En cuanto a Grecia, no significa nada. Han sido unos decadentes durante más de dos mil años. Y eso descontando los cuatrocientos que estuvieron desaparecidos bajo el dominio turco.

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