jueves, 1 de septiembre de 2011

Alegría, optimismo ¿y fe?



Este verano, tanto en televisión como desde mi puesto de observación en las terrazas de los cafés, he contemplado el paso de los grupos de peregrinos que se dirigían a Madrid. ¿Y qué he visto en ellos? Tres cosas sobre todo: optimismo, alegría y fe. Al margen de las creencias personales de cada uno, lo que me parece fuera de toda duda es que estos ingredientes son parte esencial de la medicina que necesita este mundo para salir de la crisis en que nos encontramos. Ninguna de las grandes empresas que han dado trascendencia a la especie humana ha podido salir adelante sin creer en algo, pensar que era posible y hacer los esfuerzos para construirlo con optimismo e ilusión.

También hemos asistido a la reacción contra la situación económica del movimiento 15M. Contrasta que sus motivaciones (los “drivers” que dicen algunos) son muy distintas y tienen más que ver, al menos ellos así lo pregonan, con la frustración, la rebeldía y la rabia, ingredientes también comunes en las grandes empresas de la Historia humana.

Pero mientras los rasgos primeros han caracterizado a líderes como Colón, Julio César, Elcano, Shackleton, Pizarro y tantos otros, los segundos han sido la seña de identidad de los cabecillas que han protagonizado las revueltas y sediciones que han estado a punto de dar al traste con las hazañas de aquellos.

Mucho me temo que la juventud que ha tomado Madrid para asistir a la JMJ es parte de la solución, mientras que los indignados son y serán parte del problema. Lo estamos viendo, y lo veremos más aun en cuanto cambie el gobierno y se les vea en primera línea de calle tratando de imponer sus postulados por la fuerza, en contra de las medidas que adopte el nuevo ejecutivo salido de las urnas.

Por suerte los que creen y crean, aunque menos visibles puesto que tienen que dedicar su tiempo a cosas como estudiar y trabajar, superan a los indignados en una proporción de 50 a 1 y eso deja el campo abonado a la esperanza.

2 comentarios:

  1. Creo que la proporción es errónea, desde mi punto de vista es de 1000 a 1.
    Un beso
    Charo

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  2. Cualquier logro humano importante contó, a lo largo de la historia, con un ingrediente fundamental: la fe. Y, muy probablemente, esa fe dio lugar al optimismo y a la alegría.
    Un cordial saludo.

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