domingo, 4 de septiembre de 2011

De tijeras y presupuestos


Nos amenazaban con una revolución social poco menos que sangrienta a cuenta de los recortes presupuestarios, pero me parece que no va a ser para tanto. Las cuentas castellano-manchegas han sido “rapadas al cero” y no ha piado casi nadie. Ahora los riojanos piden pista, y el resto de las autonomías van detrás. No es para menos, a la fuerza ahorcan y la ciudadanía asume que pintan bastos. Como botón de muestra, el recorte a funcionarios y a pensionistas, que lo han encajado mejor o peor.

Quienes ponen el grito en el cielo, a cuya cabeza se sitúan el ministro de fomento, los indignados, cada vez menos en número que no en indignación, y los sindicatos (sí, esos que este año se subieron el sueldo a costa de nuestros impuestos un 7%) agitan como bandera el peligro de pérdida del Estado del Bienestar. El problema es que la gente no ve el bienestar por ninguna parte y en cambio se encuentra con el despilfarro, las prebendas y la tomadura de pelo. No se acaba de entender que en la trastienda del Estado del Bienestar aparezcan siempre coches oficiales de la marca Audi, despachos con lujo asiático y cuentas sin pagar.

Me viene de nuevo a la cabeza la frase que oí al maestro Luis Huete en Mérida: “Sigue habiendo dos Españas, que no son la izquierda y la derecha, ni el Norte y el Sur, sino la de los que trabajan y la de los que viven del cuento.”

A ver si va a ser que los que trabajan o quieren trabajar empiezan a estar hartos de los que viven del cuento del Estado del Bienestar. A ver si resulta que el rey estaba desnudo y se nos está cayendo la venda de los ojos.

Puede que los abanderados de la agitación social se tropiecen con la madurez del pueblo español, y deberían tener en cuenta que, como dijo Abraham Lincoln, "no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo."

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