sábado, 3 de diciembre de 2011

El banco malo


Economistas, periodistas, políticos y, sobre todo, banqueros, vuelven periódicamente sobre la idea del banco malo, que supondrá el saneamiento definitivo del sistema financiero y la vuelta del crédito a las empresas y los particulares. Eso sí, todos ellos salvo los banqueros, señalan la objeción de que su creación supone socializar pérdidas. No podía ser de otra forma siguiendo el principio inmutable según el cual “los marrones inmobiliarios no se crean ni se destruyen, solamente se endosan”.

Lo cierto es que nadie explica claramente que la creación del banco malo no es otra cosa que una especie de dación en pago gigantesca por la cual los bancos se sacuden de golpe toda su basura inmobiliaria, que pasa a ser adquirida por los españolitos sin que nadie les pregunte si quieren comprarla. ¿Qué me dice? ¿Esto es así? Vamos a verlo.

El sector financiero tiene actualmente en sus balances activos tóxicos por valor de 176.000 millones de euros (casi 30 billones, con b, de las antiguas pesetas) que incluyen los créditos de dudoso cobro y los inmuebles que se han quedado bancos y cajas. De esa cantidad, la cobertura con provisiones alcanza en torno al 33%. El problema es que los bancos saben que la bajada real de precio de la vivienda respecto de sus máximos está cercana al 50% y la del suelo sin edificar es mucho mayor, pudiendo llegar al 80%. Es decir, que todavía les quedan por provisionar casi 10 billones de pesetas.

Pues bien, en lugar de seguir provisionando con cargo a sus beneficios han decidido que lo mejor es que provisionemos los demás. Ellos transfieren a un banco malo todos sus activos inmobiliarios tóxicos y el Estado, es decir nosotros, se los compramos al precio neto en balance, es decir 20 billones. Luego tratamos de venderlos y a ver cuánto nos dan (deberán ser unos 10 billones) Los otros 10 billones los pagamos con nuestros impuestos y Santas Pascuas.

Mientras, el tipo al que el banco le financió uno de los pisos tóxicos en 2007 por 50 millones de pesetas y no pudo pagarlo fue embargado, el banco se quedó con el inmueble y el incauto debe además el 50% de la deuda hipotecaria, es decir 25 millones, de la que deberá responder con sus bienes presentes y futuros. Como puede verse, todo es muy justo y equitativo.

Pero a cambio, eso sí, los bancos nos prestarán el dinero que les hemos regalado a un módico interés (las comisión de las tarjetas acaba de subir “solo” al 3%). No sé por qué pero me da la impresión de que este banco no es tan malo como lo pintan, al menos para los banqueros.

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