sábado, 5 de enero de 2013

La mirada del tigre.


Tras el 2012, en que los mayas no acertaron de milagro, se abre un año con expectativas que nada tiene que ver con el anterior. Ya casi nadie duda de que los brotes verdes están ahí. Desde Morgan Stanley, apostando por España como el segundo país para invertir tras Suiza, a la prensa internacional que habla del “nuevo milagro español”, incluidos los atravesados de los británicos, se empieza a mirar a España con otras expectativas.
No importa lo que digan los Rubalcaba, Méndez, Toxo y otros, para los que la recuperación supondría confirmar tanto su fracaso personal como el de sus suicidas propuestas. Tampoco lo que opinen Krugman, Stiglitz y demás pájaros de mal agüero, predictores de a cien mil el artículo, que no ven la recuperación como tampoco vieron la crisis cuando la tenían delante de sus narices. El tiempo de todos ellos ha pasado porque, tras escucharlos hablar continuamente de ruptura del euro, bancarrota, rescate y desolación, vemos que sus pronósticos no se han cumplido y su crédito se ha agotado.
Todavía hay cosas que estaban condenadas y desaparecerán, pues la esencia de la crisis estriba en que lo viejo sea sustituido por lo nuevo. Los sectores inmobiliario y financiero así como el público, principales responsables del entuerto, tienen todavía que acabar su purga y eso dejará algunos cadáveres en el camino. La ventaja es que los muertos que decidan asumir los cambios podrán volver a levantarse. Lo que parece claro es que en este año las cosas van a ir muy rápidas y en consecuencia, parafraseando a un conocido político, quien no se mueva no saldrá en la foto.
Pero la clave del año no es tanto que en el extranjero piensen que España es capaz de salir del atolladero como que lo pensemos nosotros. Lo decisivo es el cambio en la actitud de los supervivientes al 2012, cambio que pude comprobar en la primera reunión con empresarios de este año. No eran los que un año atrás miraban con temor el futuro, sino que tenían otro brillo en la mirada. Como todos los que han pasado por el infierno, se han despojado del miedo paralizador sustituído por el convencimiento de que ya nada va a poder con ellos.
Si un país desahuciado por todos, con una burbuja inmobiliaria equivalente a una bomba nuclear, unas cuentas imposibles y atenazado por el miedo ha sido capaz de gestas como incrementar espectacularmente sus exportaciones, devolver dinero a sus prestamistas y deshinchar la burbuja sin ser rescatado (nadie más lo ha conseguido), qué no será capaz de hacer ahora que desde fuera se le mira con confianza, sus números empiezan a ser asumibles y sus empresarios, profesionales y trabajadores están recuperando la mirada del tigre.
Así que mejor que cada uno se ponga el puñal entre los dientes y vayamos a por todas porque este año para los chinos es el de la serpiente, pero en España va a ser el año del tigre, y no tendrán cabida los que opten por permanecer agazapados como gatos.
“Ad astra per aspera”

1 comentario:

  1. Yo, de momento, me he comprado un hacha. ¡A por ellos, que son pocos y cobardes!

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