sábado, 24 de noviembre de 2012

Justicia de pago.


Si en algo coincidimos los liberales con los comunistas es en que los bienes públicos puros, es decir la defensa, la justicia, el orden público y las relaciones exteriores, deben ser proporcionados por el Estado de forma universal y pagados con impuestos. Pero, no sé si por reminiscencias de sus tiempos de colegio de pago, el ministro Gallardón ha decidido hacer la justicia también de pago (“justicia solidaria” la ha llamado) y le ha metido una tasa que ha levantado ampollas.
Sin entrar en lo que va costar un pleito ahora, aunque con el tasazo han conseguido eliminar los “pleitos pobres” porque cualquier demanda va a salir por un pico, no acabo de entender esa manía de cobrar por lo necesario y financiar lo accesorio. Parece que la justicia es un lujo y hay que aligerar los presupuestos, pero se mantienen las asignaciones al cine. Esto es Hollywood! (Nunca mejor dicho)
El invento del apellido “solidaria” plantea el problema de que a la Justicia, con mayúscula, le sientan mal los apellidos. Siempre se ha dicho que la justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música. Del mismo modo, cuando a la justicia se le añade el apellido “popular” normalmente consiste en un juicio callejero y un linchamiento rápido. Y ahora la justicia “solidaria” se traduce en que la pagan los ricos librando de esa carga a los demás a los que, de paso, se les deja sin posibilidades de acudir a ella. Pero que no se quejen, porque así no perderán el tiempo en tonterías como reclamar lo que les corresponde en derecho.
Dice el ministro que pleiteamos mucho. No sé yo si es así en el orden civil, pero en el contencioso-administrativo se deberá a la mucha arbitrariedad de los poderes públicos, que no hay más que verle a él. Dice también que quienes se quejan de la tasa son los profesionales del ámbito jurídico. Acabáramos! No se van a quejar los profesionales del mundo del circo, aunque no te extrañe que dentro de poco lo hagan por intrusismo, pues esto lleva camino de convertirse en una charlotada.
Yo creía que para hacerle perrerías a la Justicia bastaba con los jueces, pero gobierno y parlamento piensan que no es suficiente y se han puesto a trabajar afanosamente para destrozar lo poco que quedaba de ella. Si era lenta, politizada y arbitraria ahora, además, es cara. Al final han conseguido efectivamente que le pongamos apellido. El ex-alcalde Pacheco decía de era “de cachondeo” y los españoles pensamos que es una justicia “de vergüenza”.

1 comentario:

  1. Ufff, si yo te contara, que me dedico a ello. Esto me recuerda a una cita de Josep Pla en "El cuaderno gris": La justicia, vista de cerca, como casi todas las cosas vistas de cerca, es una m... Y lo ponía en boca de un secretario de Juzgado, jejeje.

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