domingo, 15 de enero de 2012

Tax Freedom Day



La última subida de impuestos ha levantado ampollas. No debe extrañarnos porque si el día sin impuestos, esto es, cuando dejamos de trabajar para Hacienda y empezamos a trabajar para nosotros, se celebraba en España el 29 de abril, para muchas familias este año se retrasará bastante. Algunos de los que, sin ser ricos, han conseguido a base de esfuerzo una renta superior a la media celebrarán el Tax Freedom Day coincidiendo con el comienzo de las vacaciones de verano. Y eso es demasiado por mucho espíritu de solidaridad que uno tenga, sobre todo teniendo en cuenta los servicios recibidos a cambio.

Esta semana un buen amigo que hacía el cálculo de lo que pagaba, mientras le salían sarpullidos, se quejaba con razón de que, debido al nivel de renta, le habían excluído de la Escuela Oficial de Idiomas. Y digo yo, qué tiene que ver la renta con la admisión en los centros de enseñanza. Porque si difícil es de explicar que quien hace un mayor esfuerzo fiscal para financiar un servicio público quede excluído de él, mucho más lo es cuando esta discriminación recae en sus hijos. Y así es, al menos en Extremadura, donde la fatídica casilla del nivel de renta vuelve a aparecer como criterio para la elección de colegio.

Si consideramos servicios públicos esenciales para TODOS la enseñanza y la sanidad, por qué discriminar a unos niños a favor de otros con base en el nivel de renta de sus padres. Lo siguiente es poner la casilla en los formularios de admisión a los servicios de salud, de modo que un aumento de sueldo te ponga a la cola en un trasplante de riñón o una operación de cataratas.

Nadie discute que determinadas prestaciones sociales como becas, o beneficios como el de justicia gratuita, estén condicionados al nivel de renta. Pero cuando bajo el amparo de la palabra solidaridad se empieza a hacer demagogia y se penaliza cualquier aumento del esfuerzo personal y de la aportación a la riqueza colectiva, no podemos extrañarnos de que aumente la economía sumergida.

Quizá la mejor manera de que aflore el dinero oculto no es tanto criminalizar a los evasores y restringir los pagos en metálico, medida que no va a servir para nada, como dar ejemplo de seriedad en el gasto y de justicia en la redistribución de beneficios y cargas sociales.

5 comentarios:

  1. Sencillamente, brillante!

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  2. Si penalizan al que se esfuerza y ahorra sencillamente están incentivando la pereza. Como bien dices la economía sumergida es la reina en estados confiscatorios del esfuerzo y el trabajo duro.
    Saluditos.

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  3. Querido hermano, de ésto mismo me llevo yo quejando "sotto voce" desde hace años.
    Es que como no era "politicamente correcto " ...
    Cuando vivía en Zafra y para incribir a mis hijos en un colegio religioso concertado, me pidieron que presentara la declaración de la renta. Me negué, considerando que ese era un "asunto" entre Hacienda y yo, exclusivamente. Por suerte había plazas y pudieron entar en ese colegio.
    Cuando me trasladé a Madrid ocurrió lo mismo, tengo a pocos metros de casa otro colegio concertado de reconocido prestigio.
    Aqui ya no hubo modo alguno, y eso que "me achanté" y presenté la dichosa declaración.
    Mis hijos fueron excluidos por ese motivo, cuando por cercanía hubiera sido lo lógico que acudiesen a ese centro de enseñanza.
    He tenido que pagar, ( gustosamente, no me arrepiento en absoluto), un colegio privado a la vez que he contribuido a subvencionar a aquellos que no han permitido el acceso a mis hijos...
    En fin, así se escribe la historia ...
    Un beso
    Charo Mtnez-Carande

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  4. No puedo estar más de acuerdo

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  5. No nos engañemos, se trata de una más de las perversiones de nuestro sistema.

    Y tiene mucho que ver con la "envidia igualitaria", que decía Fernández de la Mora, reeditado hace poco.

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