Ante el panorama desolador que se nos presenta en esta España
desgobernada por un lunático pendiente solo de sí mismo —y a cuyo paso el
caballo de Atila parece el corderito de Norit—, un rayo de luz atraviesa el cielo tenebroso. Viniendo de Galicia, como el apóstol, el caudillo del Partido
Popular cierra filas con los suyos para arreglar el desaguisado.
Corrupción, independentismo, deuda pública, descrédito
internacional, inmigración descontrolada, apagones, colapso ferroviario,
ataques al Poder Judicial… No es fácil el desafío para el campeón. Pero, rodeado de un selecto grupo de fieles —Cuca, la logroñesa moderadita, Borja, el
de la sombrilla de Verano Azul, Cayetana, encarnación del ardor guerrero, y González
Porn, encarnación del otro ardor— no parece haber obstáculo que se le resista.
Y, sin necesidad de esperar a que termine el Congreso que ha
de cohesionar a sus huestes, ya tiene entre manos la piedra filosofal para solucionar los males de España. Porque Feijóo ha decidido abordar de manera
inmediata los dos grandes dramas que desvelan a la nación: va a dar 600 € a los
celíacos y a armonizar la EBAU en las comunidades autónomas. ¿Qué corrupción ni
qué separación de poderes? Una vez arreglemos lo de las harinas sin gluten y
los exámenes de acceso a la universidad, lo demás caerá por su propio peso.
Nada de reformas estructurales, ni propuestas sobre la
vivienda, los inmigrantes ilegales, la energía, el campo o la lucha contra la
corrupción. Eso es para políticos vulgares. Feijóo ha venido a darnos lo que de
verdad importa: pan sin gluten y una selectividad igual para todos. España,
respira tranquila porque, si no se arregla el país, al menos se arreglarán las dietas.
No tengo claro que el mensaje cale entre los electores hasta
el punto de darle la mayoría que necesita. Sobre todo porque Sánchez, otra
mente preclara, está ocupado ahora con su particular cruzada por corregir el
voto televisivo en Eurovisión, lo que demuestra que, en estrategia, no le va a
la zaga al gallego. Porque el mensaje de Alberto puede calar entre los
alérgicos al gluten, pero el de Sánchez va dirigido a los idiotas. Y estos
superan ampliamente en número a aquellos.
Muy acertado tu artículo. Debería entrar como Atila, derogando todas las leyes que han promulgado estos canallas. Pero no podemos olvidar el cobarde apoyo en algunas cuestiones. Y valentía no se le predica al Padre Feijó... ni a los suyos, salvo Cayetana, que parece que tiene más criterio y mas reaños
ResponderEliminarA Feijoó el Atilanismo le da alipori.
EliminarEs desolador mirar a un lado y a otro.
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