lunes, 14 de abril de 2025

LOS MANGANTES DE TERUEL




Cuenta la leyenda que, en la ciudad de Teruel, en el siglo XIII, el joven Diego de Marcilla murió de amor tras regresar de buscar fortuna, con la esperanza de hacerse digno de su amada, Isabel de Segura. Su desgracia fue llegar justo después de que ella se hubiera casado con otro.  Y su muerte llevó consigo la de Isabel.

La versión contemporánea de los amantes de Teruel es mucho más alegre, sin muertes ni tragedias. Aquí, los afortunados no son enamorados desdichados, sino ministros y sus acompañantes que, mientras mantenían encerrada a la ciudadanía, se encerraban ellos también... pero rodeados de una corte de prostitutas.

Aquí nadie niega un beso. Como dijo el ministro Ábalos, lo que hacía falta durante la pandemia eran besos y mucho contacto físico. Y dicho y hecho: para que hubiera donde tocar, decidió que no le bastaban una ni dos. Hasta quince prostitutas se trajo de Valencia, porque —igual que el padre de Isabel de Segura rechazó a Diego de Marcilla por falta de numerario— Ábalos despreció a las furcias locales por falta de belleza. En Teruel no quieren pobres... ni putas feas.

Aquí no hay bodas, ni falta que hace. Donde se ponga una buena conga de ministros, Koldos, delegadas del Gobierno y meretrices desfilando en paños menores por los pasillos de un parador, que se quite la tarta nupcial con sus dos figuritas. Además, ¿quién quiere fumarse un puro con vitola conmemorativa, pudiendo esnifar trufa blanca en las posaderas de una pilingui?

Aquí, para participar, no hace falta fortuna. Los gastos corren a cuenta del contribuyente. INECO, Tragsatec y demás empresas públicas te contabilizan lo mismo quinientas horas de masajes que el mobiliario destrozado en la pelea de almohadas de la suite del parador. Eso sí: los primeros van a la partida de “otros aprovisionamientos” y los segundos al “inmovilizado material”. Que las cuentas públicas son cosa seria.

Aquí no hay tristeza, barrida por el despendole, el alcohol, los polvos de toda índole, la juerga y la desvergüenza. ¿Cómo estar triste en una fiesta a la que el mismo Lobo de Wall Street habría calificado de matrícula de honor? Y, encima, con cargo al IRPF de los contribuyentes españoles. ¡Está tó pagao!

Aquí tampoco hay un Pedro de Segura aguafiestas poniendo condiciones a los novios. La encargada de poner condiciones durante la pandemia en Teruel, la Delegada del Gobierno, estaba allí en plena fiesta. Aunque, según parece, no se enteró de nada. ¡Cómo debió de pasárselo para no recordar lo ocurrido en un parador cerrado de sesenta habitaciones, con la cuarta parte ocupadas por mujeres de la vida alegre!

Lo que cualquiera diría que hay, en esta versión moderna de los amantes de Teruel, es un guion de otro Segura, Santiago. Porque un episodio tan casposo, cutre, machista, rancio y corrupto solo está al alcance del protagonista de Torrente.

 


miércoles, 9 de abril de 2025

Kit contra los aranceles.



Al grito de “¡que vienen los aranceles!”, anda medio mundo como pollo sin cabeza, dudando entre cortarse los propios o dejárselos largos. Al contrario que todas las opinatrices que pueblan las tertulias patrias, yo no tengo claro el fin último de los aranceles del pelirrojo, ni tampoco sus consecuencias. Hombre, lo que no suena muy equitativo es que se quejen de los aranceles americanos a la importación los mismos que le ponen a USA aranceles a la exportación.

La idea que me parece más acertada es que los aranceles de Trump son el reflejo de su opción de abrazar el soberanismo, frente a un globalismo que solo favorece a su gran competidor por la hegemonía mundial: China.

Una China que lleva años jugando en el comercio internacional con dos barajas, y que no duda en reírse de las normas de propiedad intelectual e industrial, de los convenios de protección medioambiental, y de actuar como un depredador en todos los países donde ejerce su influencia… y en todos los mares donde pescan sus barcos.

Por no hablar de sus métodos diplomáticos, consistentes en corromper a los dirigentes del resto del mundo. La Unión Europea es el mejor ejemplo, donde lo mismo aparecen miles de euros en la habitación del hotel de una vicepresidenta del Parlamento, que hay que tapar a toda prisa la investigación sobre los sobornos de Huawei, para no encarcelar a una docena de eurodiputados.

Si la opción de Trump va a producir resultados beneficiosos para la economía a medio plazo o va a provocar una recesión mundial, solo Dios lo sabe. Bueno, también Gonzalo Miró y Esther Palomera, que igual te diseccionan la alineación del Atleti que la balanza comercial de Myammar.

Pero lo cierto es que se han agitado los cimientos de todo lo que estaba podrido en el concierto internacional. Así, vemos cómo los chinos han contraatacado vendiendo sus bonos americanos, señal de que el golpe no está mal dado. En la Unión Europea, el caos es absoluto. Y mientras la lista de la clase, Meloni, ha decidido saltarse el turno para ir a negociar directamente con Trump, Von der Leyen ya está pidiendo árnica y ofreciendo aranceles cero para los productos industriales americanos.

Sorprende la rapidez con que cambian las prioridades en la UE. Una semana te llaman a la guerra nuclear contra Rusia y a la siguiente a la guerra arancelaria contra Estados Unidos… para acabar pidiendo papas. El espíritu bélico europeo ya no es lo que era. Aunque no es de extrañar, si lo encarnan Macron, un tipo tan despistado para elegir pareja que se casó con la madre de E.T., y la comandante Palpatine, la lince que manifestó el otro día que Europa refleja los valores del Talmud.

En cualquier caso, yo no estaría demasiado preocupado. Porque, gracias a las instrucciones de Úrsula, todos debemos tener ya el kit anti-crisis: con sus dos rollos de papel higiénico, su navaja suiza y su bote de aceitunas gazpachas. Y un kit que te permite sobrevivir a un conflicto nuclear no debería tener ningún problema para enfrentarse a unos aranceles de chichinabo.