sábado, 19 de mayo de 2012

Apocalypse Now?



En los últimos tiempos proliferan como setas los profetas del Apocalipsis,  voceros del caos y la destrucción que coinciden, casi sin excepción, con los contrarios a la política de austeridad y estabilidad presupuestaria. Según ellos, los recortes nos llevan al abismo y lo que se necesita son políticas públicas de estímulo que creen empleo. Eso sí, ni las explican ni dicen quién las va  a pagar. La última política de estímulo que tuvimos fueron los planes-E del gran economista Zp, cuyo resultado fue unir al problema de deuda privada otro de deuda pública que ha hecho famosa nuestra prima de riesgo.
Entre los agoreros locales destacan ilustres como Rubalcaba y sus amigas Valenciano y Soraya Rodríguez, a los que les viene al pelo el dicho popular según el cual “una cosa es predicar y otra dar trigo”.  Porque éstos que ahora prometen soluciones milagrosas sin recortes ni dolor son los mismos que hasta hace dos días, cuando tuvieron que dar trigo, lo que hicieron fue ponerse los primeros en el reparto.
Entre los iluminados foráneos el más popular es Krugman, cuya condición de Nobel le hace pontificar como tocado por el Espíritu Santo. Alguien tendría que recordarle que, si para obtener el Nobel de química tienes que demostrar que tu teoría es buena, el de economía en cambio se lo dan lo mismo a un keynesiano que a un ovo-lacteo-vegetariano. Este Krugman, que ni se vio venir la crisis, es el que en 2002 recomendaba al presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, que generase una burbuja en el sector inmobiliario para acabar con la recesión del 2001. Un lince vamos!
Y como paradigma de lo injusto y errado de las políticas de ajuste siempre sale a colación Grecia, cuna de la civilización occidental, a quien Europa condena al caos y al abismo olvidando lo mucho que le debemos. Como si los griegos estuvieran gobernados todavía por Pericles y tuviéramos que aprender democracia de ellos, cuando en los últimos años se han caracterizado básicamente por su habilidad para  hacer trampas en las cuentas, la corrupción política y el golferío colectivo, viviendo muy por encima de sus posibilidades a costa del presupuesto comunitario.
Al final, a estos augures del cataclismo lo que les aterra es la posibilidad de que los partidarios de un ajuste doloroso puedan tener razón y, corregidos los desequilibrios, se pongan las bases de una recuperación que ponga en evidencia lo errado de sus teorías y, sobre todo, la necesidad de sus sueldos. No seré yo quien presuma de conocer la solución de nuestros problemas, porque no creo en remedios mágicos. Pero pienso que cuando se han cometido excesos hay que pagar la factura, y la solución no es gastar sino trabajar.
No me trago lo del Apocalipsis sino más bien que estamos ante las convulsiones previas a la recuperación. Si no reventamos hace tres años, con una deuda imposible colgando de los balances de los  bancos, no lo vamos a hacer ahora cuando dichos balances están casi saneados lo que puede hacer volver pronto el  crédito a nuestra economía. Pero de lo que estoy completamente seguro es de la inutilidad de prestar oídos a las interesadas quejas de los mismos que nos han traído a esta situación. Quejas que no hacen sino demostrar otro dicho según el cual “la rueda averiada del carro es la que más chirría.”
Ad astra per aspera.

4 comentarios:

  1. L' Avagelio !!!


    Traducción : El Evangelio !!!


    Firmado : tu hermana.

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  2. Pues tenías que escuchar a Mayor Zaragoza: ¡el capitalismo se va a hundir en esta crisis sistémicaaaaaa! ¡Indignaoooos! ¡Gritaaaaaad!

    Y ese golfo nunca se ha bajado de un coche oficial.

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  3. Y el fijador que no le falte !!! Y pensar que en un principio parecía una persona sensata ...
    Ya se le podía pegar algo de su primo Mayor Oreja ...

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  4. Que sí, hombre, que sí, que viene el Apocalipsis.
    Que esto se derrumba a ojos vista.

    Hoy he salido a la calle y me he encontrado con un atajo de tunantes con camisetas verdes.
    De primeras pensé que era una peña taurina, o una despedida de solteros.
    Pero no, eran los maestros en huelga, tan campantes, sentados en las terrazas, tomando el vermú y haciendo ostentación de su ociosidad.

    Ya ni siquiera guardan las formas.
    P´a echarse a temblar.
    Y esos son los que van a desasnar a nuestros hijos.

    Por cierto, en la camisetilla me pareció leer un mensaje parecido a este: "Todo para todos".
    P´a echarse a temblar otra vez.

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