viernes, 22 de marzo de 2013

Darwin contra el pequeño comercio


El pequeño comercio se debate estos días en lucha contra los elementos que hacen temer por su desaparición. La liberalización de horarios, la competencia desleal de los chinos (esto no lo dicen en voz alta), la subida del IVA o la crisis, siempre la crisis,  son caballos de batalla que les llevan a movilizarse. Y así andan revueltos con la apertura en festivos que, dicen, favorece a las grandes superficies y les condena a la desaparición o a la pérdida de la vida personal y familiar.
Es fácil simpatizar con su causa porque casi todos preferimos a David frente a Goliath. El problema es que los mismos que se solidarizan no les compran, con lo que el horizonte sigue lleno de nubes cada vez más negras.
Yo no creo que el problema del pequeño comercio sea el IVA, ni los horarios, ni los chinos. Ni siquiera creo que sea la crisis, que lo único que ha hecho es desmontar el espejismo de una burbuja en la que los errores se camuflaban porque se compraba todo sin mirar el precio ni la calidad. Para mí va a ser lo de siempre… la inercia y la irresistible tendencia a echar la culpa de lo que nos pasa a los demás, que nos impide ver la viga en el ojo propio.
Porque con el mismo IVA, los mismos horarios y los mismos chinos el comercio electrónico ha crecido a ritmo de dos dígitos durante todos estos años de crisis, y va a seguir haciéndolo. No han pensado los comerciantes que están pagando disparates por locales en sitios céntricos cuando se puede vender el mismo producto a los mismos compradores desde un garaje a 300 km, vestido con el escaparate de Internet? No han caído en que los horarios ya han perdido su importancia porque casi el 50% de los españoles se va a la cama con la tablet o el smarthphone y, por ejemplo,  Windows 8 lo primero que enseña en su escritorio es el icono de shopping? No han tenido en cuenta que los grandes (Inditex, Mango o El Corte Inglés) están en la red desde hace tiempo? Por no hablar de los problemas de siempre, es decir, que en poder de negociación con proveedores y gestión de stocks tampoco pueden competir con Goliath.
Los tiempos han cambiado y pretender conseguir los resultados de siempre haciendo lo mismo es una locura. Al final no es más que una manifestación de la teoría darwiniana de la adaptación de las especies. En un mundo cambiante solo sobreviven los que mejor se adapten al medio, que no necesariamente son los más grandes (los dinosaurios están ahí para recordárnoslo) Ser pequeño en un entorno de evolución permanente otorga una flexibilidad que no tienen otros.
Pero  ello implica desarrollar los órganos necesarios para las nuevas funciones. Con los horarios se puede competir utilizando la Red, porque a los grandes les es difícil manejar una estrategia personalizada en ellas. Con los chinos es aun más fácil porque no saben español, y no pueden bucear en los foros digitales interactuando en tiempo real y hablando con sus clientes. Internet igualmente permite deslocalizar en mayor o menor medida el negocio, facilitando alianzas virtuales, disminuyendo los costes de locales y optimizando los del personal, que puede vender sin necesidad de la presencia física del cliente en la tienda, o traerlo a ella.
Espero que podamos seguir hablando de pequeño comercio dentro de unos años, porque los David de todo tipo empatizamos con nuestros semejantes. Pero solo con especialización, flexibilidad y el uso de las nuevas herramientas de la Sociedad de la Información será posible. Ah, y poniendo nuestro punto de mira siempre en el cliente, en lugar de en las regulaciones administrativas, la competencia o las injusticias de la vida. Porque los pequeños tenemos la ventaja de poder mirar al cliente de cerca y a los ojos, y esa es la mayor ventaja competitiva. Les deseo mucha suerte!

7 comentarios:

  1. La solución es internet?
    Anda ya!
    En ocasiones no ves mas allá de tus narices.
    J.A.

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  2. Por cierto, como se mira al cliente a los ojos a través de internet?
    Atame esa mosca por el rabo!
    J.A.

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  3. Nadie ha dicho que la solución sea Internet. Ni siquiera que el pequeño comercio tradicional sea viable. Pero, si la hay, la solución es la especialización, la flexibilidad y la gestión de las nuevas herramientas de la Sociedad de la Información entre las que Internet es determinante, tanto para vender (casi 20 billones de las antiguas pesetas movió el comercio electrónico en USA en 2012, en España “solo” 2 billones, y sigue subiendo) como para comprar (localizando precios y proveedores) y conseguir alianzas.

    Como prueba de lo que permite la red, hace poco hice desde Badajoz un trabajo de consultoría para la filial portuguesa en Aveiro de una empresa alemana, por encargo a su vez de una empresa catalana con la que contacté a través de Linkedin.

    Desde luego lo que no es una solución es competir de forma aislada contra rivales que te superan en tamaño, cuando el mayor de tus costes que tienes que repercutir necesariamente es el del local donde está situado el negocio, mientras Internet permite comprar lo mismo desde la cama y a mejor precio.

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  4. J.A., a los clientes se les puede mirar a los ojos a través de Internet mediante una herramienta denominada webcam que viene instalada en los ordenadores desde hace años.

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  5. Justamente algo así comentaba yo en mi empresa hace unos días. la respuesta una mirada que si las mismas mataran me habría fulminado en tres cómo dos segundos... No vamos con los tiempos y claro, los tiempos nos comen a nosotros.

    Un saludazo.

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  6. Ay, ay, ay, sigues sin verlo.
    J.A.

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  7. Las inercias son complicadas de vencer C.S. El que los ojales de las camisas de las mujeres están al revés que los de los hombres tuvo su origen en que las primeras damas que se hicieron camisas eran vestidas por sus doncellas de frente, y se ha mantenido hasta hoy. Pero, salvo en los ojales, actualmente la única inercia posible para sobrevivir es la del movimiento continuo.

    Un cordial saludo.

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