El año 2012 ha sido duro y muchos
no tienen demasiados motivos para celebrar estas Navidades. Así por Internet
campa un gato chistoso diciendo que, entre la paga extra, el paro y los
desahucios, es una hipocresía decir Feliz Navidad. Yo no creo que sea buena
idea hacer caso de los consejos de un gato, porque si hay que confiar en un
animal siempre es preferible un perro. Los de Campofrío, por el contrario,
intentan levantarnos el ánimo apelando a los logros obtenidos por los españoles
y a la posibilidad de repetirlos. Estoy seguro que lo haremos, aunque muchos
dirán que la esperanza está muy bien pero que ahora pintan bastos.
Algunos, de forma interesada, pregonan que se nos ha caído el Estado del Bienestar, pero en nuestra mano está conservar una cosa más importante como el Estado del Bienser. Estaremos mejor o peor pero seguimos siendo los mismos. Y además no pintan bastos para todos, por lo que no es de recibo esta tristeza general que se empeñan en mostrarnos los medios.
Algunos, de forma interesada, pregonan que se nos ha caído el Estado del Bienestar, pero en nuestra mano está conservar una cosa más importante como el Estado del Bienser. Estaremos mejor o peor pero seguimos siendo los mismos. Y además no pintan bastos para todos, por lo que no es de recibo esta tristeza general que se empeñan en mostrarnos los medios.
De todas formas quizá lo que nos
enseña la televisión no sea toda la realidad. Yo he visto en la calle a mucha
celebrando las comidas de Navidad, aunque se comentaba que el menú había sido
más modesta, frente a los tiempos en que se presumía de quien había comido el
bogavante más gordo. También estaban los centros comerciales a reventar, si
bien los visitantes portaban la mitad de bolsas que en campañas pasadas. Pero la gente
parecía igual de feliz, borracha o enfadada que otros años.
Comparando nuestras carencias con
las de épocas no tan lejanas resulta que las vacas gordas de nuestros mayores
eran esmirriadas y pobres comparadas con nuestras vacas flacas. Y no obstante
sonreían y eran felices, especialmente en estas fechas. No seamos pobres de espíritu permitiendo que el
precio de la botella de vino o el calibre de los
langostinos nos amargue las fiestas, mandemos al carajo al gato chistoso y vamos
a disfrutar de lo mucho o poco que tengamos, como se ha hecho siempre.
Porque a pesar de que no elijamos
las cartas que nos han tocado, siempre podemos escoger como jugarlas. Y el ambiente
de la partida es mejor cuando los participantes cantan. Además, esta
baza la juegan también los más pequeños, a los que debemos transmitirles el
optimismo que les permita crecer felices. Apartemos nuestras preocupaciones unos
días y dejemos que el espíritu de la Navidad entre en nuestros corazones. Sin
hipocresía, os deseo a todos Feliz Navidad!
Feliz Navidad.
ResponderEliminarSaluditos.
Feliz Navidad Zorrete!!!
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