martes, 24 de enero de 2012

Ojo con la botella



Tenía pensado escribir del copago, pero lo dejaremos para otro día y trataremos de levantar los ánimos. Porque entre el Banco de España, el FMI, los tipejos de las agencias de calificación, los políticos de distinto signo y los periodistas se han empeñado en destruir nuestra moral. La prensa repite machaconamente que el PIB descenderá un 1,7% en este año y que es una catástrofe. Cabe objetar que faltan 11 meses y pico para el fin de año, y eso deja un amplio margen para darle la vuelta al marcador. Pero si se cumpliera, aún habríamos conseguido mantener el 98,3% del PIB restante, que es bastante más que la botella medio llena. Tras el crack del 29, en 4 años el PIB se contrajo un 30% y a pesar de todo había gente en los cafés.

La crisis no pasará sola sino que tendremos que hacerla pasar y para ello es preciso poner los medios y la voluntad. No voy a decir que es una oportunidad, porque sus víctimas no tendrán ánimo para oír “boutades”, pero sí que supone un cambio ante el cual la única opción es adaptarse. Y yo todavía no conozco a nadie capaz de adaptarse a un mundo diferente sin poner nada de su parte.

Es verdad que falta un elemento fundamental como la financiación, pero también lo es que miles de empresas se mantienen vivas tras años de sequía financiera y miles más han nacido y crecen en este desierto crediticio. Y, constatado eso, la conclusión es que la culpa de lo que nos pasa no es toda del mundo exterior y que podemos hacer mucho si ponemos toda la carne en el asador. Algunos calificarán los argumentos esgrimidos como una simpleza. Tal vez, pero su lógica matemática es aplastante y no se puede desvirtuar con la única arma del catastrofismo. Sobre todo, a mí me funcionan.

Además esto ya hay que planteárselo deportivamente, como en las camisetas esas en que pone “yo sobreviví a la crisis”. Una vez pasado el ecuador de la travesía no es el momento de dejarse caer. Hay mucho por lo que luchar y muchas cosas por disfrutar, eso sí, quitándonos este velo de pesimismo que no lleva a ninguna parte. Y los que no quieran hacerlo están en su derecho, pero deberían recordar al Capitan Oates, que en la trágica expedición de Scott al Polo Sur, siendo su estado físico un lastre para sus compañeros, abandonó la tienda donde estaban para perecer en la nieve. Pasó a la historia por su gesto y sus últimas palabras: “voy a salir y puede que por algún tiempo”.

Así, quienes no esten dispuestos a tirar del carro, lo mejor que pueden hacer es abandonar el campamento de los que intentan enderezar esto e internarse sólos en la tormenta de hielo y pesimismo. O al menos permanecer callados y dar tabaco, como los mirones en el tute. Porque las quejas nunca solucionaron nada, y una risa vale más que cien lamentos en cualquier mercado.

2 comentarios:

  1. Puede que suene mal, pero es cierto que una crisis gorda es una oportunidad. En España se ha avanzado mucho, sí, y mal, por la mala senda. Si la cosa tira nos vamos hundiendo poco a poco. Si se estropea del todo, cura de caballo. Y hay es donde esta la oportunidad, los parlamentos y parlamentillos cuestan mas del doble del parlamento y el senado nacional. La educación son 17 desastres, los sindicatos no chiflan mas que mal, las organizaciones empresariales idem. Bien, pues cambiemoslo y aprovechemos el chaparrón para hacer algo positivo y salir mas fuertes. Yo estoy listo, si veo que la cosa marcha en la buena dirección. No seria la primera vez que paso tiempo con la comida y el agua tasada.
    Saluditos.

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  2. Totalmente de acuerdo Zorrete. Hay muchas cosas mal y, por tanto, mucho margen para mejorar. Y ciertamente lo que no te mata te hace más fuerte, por lo que podemos aprovechar esta situación para avanzar y hacer un mundo mejor.

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