La verdad es que el año empieza como la subida al Tourmalet… de impuestos. Me ha venido a la memoria, qué mayor voy siendo, la frase de George Bush padre en su discurso de precampaña electoral: “read my lips: no new taxes”, promesa que incumplió dos años después. En España hemos acortado los plazos.
Y aquí hay dos opciones: pedir que nos devuelvan el dinero de la entrada, o cerrar los ojos y tirar para adelante. Como para salirse del espectáculo hay emigrar, y tampoco andan por ahí fuera atando los perros con longanizas, tendremos que apretar los dientes y dar un nuevo golpe de riñones. Ahora, cómo debe estar el patio para que antes de las elecciones andaluzas nos empiecen golpeando por donde más duele.
A mí me contaron que se trataba de acabar con la cultura de la subvención y no de subir los impuestos. Los que iban a subirlos eran los otros, que curiosamente ahora gritan contra la medida como si les hubieran pisado el pie (“cosas veremos, amigo Sancho”) Pero ya que esto no ha hecho más que comenzar daremos un voto de confianza a los nuevos y pensaremos en la solidaridad y todo eso. Eso sí, estamos esperando ver a cómo se arreglan algunos asuntos pendientes como el tema de la banca. Hay cosas que no ayudan, por ejemplo la publicación de los sueldos de los responsables de las cajas. Puedo entender que el riesgo de deslocalización de capitales impida gravar más de la cuenta a los que generan riqueza, pero me cuesta mucho admitir que en cajas de ahorro intervenidas con dinero público, los directivos cobren salarios de 7 cifras.
Lo dicho, esto acaba de empezar y es justo y necesario esperar acontecimientos antes de criticar y poner palos en la rueda. Pero si andamos todos subiendo pendientes del 10%, con ventisca y aguantando los calambres y el dolor en las piernas, lo que no sería admisible es ver cómo algunos suben a la cima en un helicóptero pagado por todos.
Soy del mismo parecer. El nuevo Gobierno ha tenido un arranque, coincidente con el del Nuevo Año, que no augura nada bueno para el sufrido hombre de a pie. Aún así, cuando queda tanto por hacer, no conviene poner ya, al Gobierno de Rajoy, la etiqueta de ineficaz. ¡No sería justo!
ResponderEliminarAguantaremos Tio Chinto. Por cierto, no soy capaz de hacer comentarios en tu blog.
ResponderEliminarUn saludo.