El desglose de las partidas del tijeretazo al Estado del Bienestar empieza a parecer la apertura de la caja de Pandora, aquella en la que estaban metidos todos los males de la Humanidad. Bueno, a lo mejor no tanto, pero sí ha dejado claro que debemos hasta las pestañas no por pura casualidad. Por ejemplo, entre las partidas recortadas en el último presupuesto de Extremadura está la “renta de emancipación”, que supuestamente servía para que los que estuvieran hasta el gorro de vivir bajo el techo paterno buscaran cobijo bajo un techo de alquiler, eso sí subsidiado.
Recuerdo el Madrid de mi época de estudiante lleno de pisos compartidos de todas clases: pisos de profesionales solteros, de estudiantes, de vividores, picaderos, pisos de lujo, antros que se asemejaban a campos de refugiados, en fin de todo un poco. La financiación era igualmente variopinta: unos eran pagados por los padres, otros por los inquilinos, algunos no se sabía por quién ni cómo se pagaban. Pero todos lo teníamos claro, el que se emancipaba lo hacía de verdad, académicamente. Y la Real Academia dice que emanciparse es “libertar de la patria potestad, de la tutela o de la servidumbre”. También “liberarse de cualquier clase de subordinación o dependencia.”
Pues por muchas vueltas que le doy no acabo de ver la emancipación de quienes dejan de sablear a sus padres para sablear a los de los demás. Menuda independencia abandonar la teta paterna para enchufarse a la teta estatal. Así nos ha ido! Qué joven va a emprender nada por su cuenta si ello supone desengancharse de Matrix para trabajar de sol a sol asumiendo riesgos. Léase por Matrix la suma de becas por estar matriculado en algún curso (no por estudiar, ojo, que esas son distintas), rentas de emancipación, becas a la creación joven y todas las modalidades imaginables de ayudas y subvenciones. Es milagroso que alguien acepte un trabajo por cuenta ajena si, por una remuneración similar, puede estar en casa viendo “Sálvame”.
Que hasta hace dos días se hayan pagado estas bicocas solo lo puede explicar la impudicia de unos gobernantes a los que no les interesaba lo más mínimo fomentar la libertad individual porque las persona libres tienen criterio propio. Y cuando no hay ataduras económicas pueden decidir que lo mejor es desconectar de Matrix a cuanta más gente mejor, empezando por políticos privilegiados y siguiendo por las diversas especies de enchufados, yernos, chóferes y toda la caterva de aprovechados que han conseguido vivir del erario como marajás, repartiendo las migajas a quienes debían de consentir un “status quo” tan inmoral como insostenible.
Si al final va a resultar que la culpa de todo no la tenía Lehman Brothers.
Jejeje, papá lo explicaba muy gráficamente: nada, nada, vosotros os independizáis y yo corto el cordón umbilical.
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