Cuando Neville Chamberlain volvió de la Conferencia de Munich, renunciando a todo principio con tal de calmar a los nazis, fue recibido por W. Churchill con la frase “Entre la guerra y el deshonor habéis elegido el deshonor, y tendréis la guerra”. Al igual que Chamberlein, Mariano Rajoy está ganándose a pulso un sitio en la Historia como ejemplo de traición, cobardía y ceguera política.
En cuanto a lo primero, el de Pontevedra
parece haber decidido traicionar todas y cada una de sus promesas electorales. En
el ámbito fiscal ha asumido las tesis de IU. En el gasto ha recortado de todo
menos lo que le pedían sus votantes, el tejido político-burocrático inútil que
está devorando nuestras finanzas. En política territorial, la última ha sido la
del inefable Montoro proponiendo establecer distintos criterios de déficit según las comunidades, para que Cataluña siga
derrochando en inmersión, embajadas y comisiones a los hermanos Pujol. Por no
hablar del tema vasco, donde lo único claro es que a Don Mariano le repugnan
cada vez más las víctimas de ETA. Así, este nuevo Bellido Dolfos ha conseguido
que sus votantes no consigan distinguirlo de Zp, que se supone era el
contrario.
Respecto a su cobardía, buena
muestra es la forma de esconder la cabeza bajo el ala ante
los casos de corrupción en su partido cuando, hace justo un año, pedía que
las elecciones andaluzas fueran “un grito esperanzado contra la
corrupción". Y así el PP, que en los 8 años de gobierno de Aznar consiguió
librarse de ese estigma, no porque no tuviera manzanas podridas en sus filas
sino porque no se les consentía, rivaliza en el ranking del choriceo con PSOE y
CIU, sin un claro favorito en la cabeza. Y sus militantes observan abochornados
como Bárcenas, un Don Vito de vía estrecha,
se ríe de ellos agitando el fantasma de romper la “omertá”, sin que nadie le
plante cara.
Decía hace pocos meses en este blog que Rajoy se
iba a quedar solo con los democratacristianos del Partido Popular. Me equivocaba
porque la forma en que está derrochando el caudal de votos e ilusión que
recogió en las elecciones hace suponer que también estos se van a ir, salvo que
los tenga bien colocados. Lo curioso es que cree que puede permitirse el lujo
de traicionar sistemáticamente a su electorado e irse de rositas si el cambio
de ciclo da un respiro a nuestra economía. Pero eso es una muestra más de la
ceguera de quien no pisa la calle desde que accedió al poder.
Si Churchill, un estadista de verdad,
viviera hoy tal vez le diría a Mariano: “entre arriesgarte a perder
las próximas elecciones y traicionar a tus votantes… elegiste traicionar a tus
votantes y perderás las elecciones.”
“You were given the choice between war and
dishonour... you chose dishonour and you will have war” -W.Churchill-
Yo lo llamaría inutilidad manifiesta. El PP era el último cartucho. Se ha quemado y después de él no hay nada. Son cobardes y están acomplejados. España precisa hacer desaparecer las Autonomías, recortar empleados y politicastros en lo público y mejorar en eficiencia. España precisa un código penal decente y que los malos paguen en prisión y los buenos hagan una vida decente.
ResponderEliminarNos ha traicionado a todos pero en lugar de una revolución social apolítica, lo único que se mueven son botelloneros, okupas y acólitos de sindicalistos más preocupados en mantener su estatus a costa de los demás, que de sacar la cara por una sociedad atontada, aborregada y superada por los acontecimientos.
Un saludazo.
Totalmente de acuerdo C.S. Despúes de este cartucho, que era nuestra esperanza, quedan los golfos de siempre y los que están por venir. Sobre las espaldas de Rajoy quedará haberlo quemado de forma inútil. De todas formas nunca hay que temer a lo que todavía no ha llegado y yo nunca pierdo la esperanza.
ResponderEliminarUn abrazo.