El pequeño comercio se debate estos
días en lucha contra los elementos que hacen temer por su desaparición. La
liberalización de horarios, la competencia desleal de los chinos (esto no lo
dicen en voz alta), la subida del IVA o la crisis, siempre la crisis, son caballos de batalla que les llevan a
movilizarse. Y así andan revueltos con la apertura en festivos que, dicen,
favorece a las grandes superficies y les condena a la desaparición o a la
pérdida de la vida personal y familiar.
Es fácil simpatizar con su causa
porque casi todos preferimos a David frente a Goliath. El problema es que los mismos
que se solidarizan no les compran, con lo que el horizonte sigue lleno de nubes
cada vez más negras.
Yo no creo que el problema del
pequeño comercio sea el IVA, ni los horarios, ni los chinos. Ni siquiera creo
que sea la crisis, que lo único que ha hecho es desmontar el espejismo de una
burbuja en la que los errores se camuflaban porque se compraba todo sin mirar
el precio ni la calidad. Para mí va a ser lo de siempre… la inercia y la
irresistible tendencia a echar la culpa de lo que nos pasa a los demás, que nos
impide ver la viga en el ojo propio.
Porque con el mismo IVA, los
mismos horarios y los mismos chinos el comercio electrónico ha crecido a ritmo
de dos dígitos durante todos estos años de crisis, y va a seguir haciéndolo. No
han pensado los comerciantes que están pagando disparates por locales en sitios
céntricos cuando se puede vender el mismo producto a los mismos compradores desde
un garaje a 300 km, vestido con el escaparate de Internet? No han caído en que
los horarios ya han perdido su importancia porque casi el 50% de los españoles
se va a la cama con la tablet o el smarthphone y, por ejemplo, Windows 8 lo primero que enseña en su escritorio
es el icono de shopping? No han tenido en cuenta que los grandes (Inditex,
Mango o El Corte Inglés) están en la red desde hace tiempo? Por no hablar de
los problemas de siempre, es decir, que en poder de negociación con proveedores
y gestión de stocks tampoco pueden competir con Goliath.
Los tiempos han cambiado y pretender
conseguir los resultados de siempre haciendo lo mismo es una locura. Al final
no es más que una manifestación de la teoría darwiniana de la adaptación de las
especies. En un mundo cambiante solo sobreviven los que mejor se adapten al
medio, que no necesariamente son los más grandes (los dinosaurios están ahí
para recordárnoslo) Ser pequeño en un entorno de evolución permanente otorga
una flexibilidad que no tienen otros.
Pero ello implica desarrollar los órganos
necesarios para las nuevas funciones. Con los horarios se puede
competir utilizando la Red, porque a los grandes les es difícil manejar una
estrategia personalizada en ellas. Con los chinos es aun más fácil porque no
saben español, y no pueden bucear en los foros digitales interactuando en
tiempo real y hablando con sus clientes. Internet igualmente permite deslocalizar
en mayor o menor medida el negocio, facilitando alianzas virtuales, disminuyendo los costes de locales y
optimizando los del personal, que puede vender sin necesidad de la presencia física del cliente en la tienda, o traerlo a ella.
Espero que podamos seguir
hablando de pequeño comercio dentro de unos años, porque los David de todo tipo
empatizamos con nuestros semejantes. Pero solo con especialización,
flexibilidad y el uso de las nuevas herramientas de la Sociedad de la Información
será posible. Ah, y poniendo nuestro punto de mira siempre en el cliente, en lugar de en las regulaciones
administrativas, la competencia o las injusticias de la vida. Porque los
pequeños tenemos la ventaja de poder mirar al cliente de cerca y a los ojos, y
esa es la mayor ventaja competitiva. Les deseo mucha suerte!
La solución es internet?
ResponderEliminarAnda ya!
En ocasiones no ves mas allá de tus narices.
J.A.
Por cierto, como se mira al cliente a los ojos a través de internet?
ResponderEliminarAtame esa mosca por el rabo!
J.A.
Nadie ha dicho que la solución sea Internet. Ni siquiera que el pequeño comercio tradicional sea viable. Pero, si la hay, la solución es la especialización, la flexibilidad y la gestión de las nuevas herramientas de la Sociedad de la Información entre las que Internet es determinante, tanto para vender (casi 20 billones de las antiguas pesetas movió el comercio electrónico en USA en 2012, en España “solo” 2 billones, y sigue subiendo) como para comprar (localizando precios y proveedores) y conseguir alianzas.
ResponderEliminarComo prueba de lo que permite la red, hace poco hice desde Badajoz un trabajo de consultoría para la filial portuguesa en Aveiro de una empresa alemana, por encargo a su vez de una empresa catalana con la que contacté a través de Linkedin.
Desde luego lo que no es una solución es competir de forma aislada contra rivales que te superan en tamaño, cuando el mayor de tus costes que tienes que repercutir necesariamente es el del local donde está situado el negocio, mientras Internet permite comprar lo mismo desde la cama y a mejor precio.
J.A., a los clientes se les puede mirar a los ojos a través de Internet mediante una herramienta denominada webcam que viene instalada en los ordenadores desde hace años.
ResponderEliminarJustamente algo así comentaba yo en mi empresa hace unos días. la respuesta una mirada que si las mismas mataran me habría fulminado en tres cómo dos segundos... No vamos con los tiempos y claro, los tiempos nos comen a nosotros.
ResponderEliminarUn saludazo.
Ay, ay, ay, sigues sin verlo.
ResponderEliminarJ.A.
Las inercias son complicadas de vencer C.S. El que los ojales de las camisas de las mujeres están al revés que los de los hombres tuvo su origen en que las primeras damas que se hicieron camisas eran vestidas por sus doncellas de frente, y se ha mantenido hasta hoy. Pero, salvo en los ojales, actualmente la única inercia posible para sobrevivir es la del movimiento continuo.
ResponderEliminarUn cordial saludo.