En mi casa no celebramos el Día de
la Mujer Trabajadora ni hay cuotas, porque en la familia nunca fueron necesarias. Mi madre, además de trabajar, anduvo metida en política cuando no se cobraba por ello, promovió la creación de la
Universidad de Extremadura y se ganó el respeto de todos en tiempos en las únicas cuotas eran
las de la comunidad de vecinos.
Por eso yo lo de las cuotas no lo tengo
muy claro. En primer lugar, ni hombres ni mujeres se las plantean en los
temas realmente importantes. No conozco a nadie que precise ser
operado a corazón abierto preocuparse de la distribución por sexos del equipo de cirugía. Además, las
mujeres más competentes que conozco no son partidarias de las cuotas. Ahí está Ángela Merkel
que, sin cuota, nos tiene a los 400 millones de europeos firmes como velas.
Con todo, me es indiferente la existencia de cuotas en sitios como el Congreso, aunque den cabida a nuevas
Leires Pajín o Andreas Fabra. Total, visto el nivel de sus señorías en general y lo que hacen. Ahora,
cuando oigo hablar a los políticos de paridad en las empresas se me ponen los
pelos de punta. Según un estudio que manejan los euroburócratas para justificar las cuotas, las empresas con mujeres en los consejos de administración son más rentables. No me cabe ninguna duda, pero seguro que se debe a que sus directivas no son de cuota, sino que están donde están por méritos propios. Mujeres como Amparo Moraleda o Mónica Oriol no necesitan valerse
de su condición femenina para presidir grandes compañías.
Así, tiemblo imaginándome a esos políticos paritarios,
que jamás han ganado un euro no salido de los bolsillos del contribuyente,
nombrando y destituyendo a los directivos de Inditex o de Mercadona: “Fuera
Amancio, que mi prima está más preparada que tú”, “Juan, o metes a una emprendedora,
de la lista que hemos consensuado los grupos parlamentarios, como consejera delegada o
te cierro el Hacendado en menos canta un pollo en salsa”. Menudos cretinos! Se
nota que con ellos no va la cuenta de pérdidas y ganancias. Si pretenden jugar
a la igualdad que lo hagan con sus cargos, que a los españoles tanto nos da, pero
con las empresas ajenas y las cosas de comer no se juega.
Habría que preguntarse con qué clase de mujeres se tratan estos majaderos para tener tan pobre opinión de las mujeres en general.
ResponderEliminarAunque tratándose de eso, de autenticos majaderos, la respuesta es obvia: con Pajines, Aidos, Valencianos, Anas Matos,...
Por cierto, acojonante lo de esos estudios que se manejan para justificar cualquier idiotez.
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