“No se pueden robar unas
elecciones en Estados Unidos”, dijo Nixon, tras ver a JFK alcanzar la
presidencia gracias a un fraude monumental en Texas e Illinois, facilitado por algunos
colaboradores influyentes y la inestimable ayuda de la Mafia.
En España, muchos repiten el
mantra de que aquí tampoco es posible robar unas elecciones. ¡Ah, la
democracia española! Ese sistema tan robusto, tan confiable, tan transparente… Los
americanos deberían aprender de nosotros. Resulta curioso que en un país con
una arraigada tradición en el fraude electoral, hasta el punto de tener una palabra
propia —pucherazo—, se piense que eso es cosa de los antiguos y no nos
puede pasar a nosotros.
Tal vez es por ello que la UCO tiene
abiertas investigaciones por presunto fraude electoral en la mitad del
territorio, desde Tenerife hasta Mojácar. O que hay directivos de Correos que
denuncian prácticas tan inusuales en la gestión del voto por correo como que fuera
Leira Díaz, responsable del área de filatelia puesta a dedo, quien lo validara
con su firma, en lugar del director de operaciones.
Según el propio CIS (sí, el
oráculo de Tezanos), el voto por correo al PSOE y Sumar fue estadísticamente muy
superior al presencial. Concretamente del 51% por correo, mientras se quedaba en
el 44% en mesa. Anomalía estadística que solo cabe explicar porque, como todo
el mundo sabe, los votantes del PSOE y Sumar son los más ocupados de España y
no tienen un domingo libre para acercarse a una urna. ¿O vais a hacer que Pepe
Álvarez, el incombustible secretario de UGT, interrumpa la preparación del
arroz con bogavante y vaya a votar presencialmente?
En las películas policiacas el detective
de homicidios siempre anda a vueltas cuadrando los tres elementos del crimen: móvil,
oportunidad y medios.
Aquí el móvil es claro: había que
seguir gobernando. O como dicen en Ferraz, “seguir transformando España desde
el BOE”. Porque una vez se ha probado el Falcon, cuesta volver al cercanías. O al
trullo.
La oportunidad la tenían en el
verano de 2023, con media España en la playa y la otra media en modo
automático. Era el momento oportuno para que un aumento en el voto por correo
pasase desapercibido. Igual que los ladrones aprovechan el estío para
desvalijar casas, algunos supieron aprovecharlo para desvalijar las sacas de votos
que durmieron días bajo custodia de Correos. Esa institución cuya profesionalidad
es tan incuestionable como la de su presidente, nombrado por Sanchez como
premio por acompañarle en el periplo para su vuelta a la Secretaría del PSOE.
En cuanto a los medios, ahí
tenemos, entre otros, a Leire Díez, la fontanera del PSOE, que se presentaba a
sí misma como responsable de más de 2.500 oficinas de Correos, presumiendo de
estar “mano a mano” con el voto por correo el 23J. Una exconcejala sin
experiencia conocida en logística ni procesos electorales, pero con el carné
del partido en vigor. Y miles de empleados colocados a dedo, estómagos agradecidos
entre los que no parece muy difícil encontrar a algunos dispuestos a devolver
los favores y a hacer carrera en la administración. Meritocracia en estado
puro.
—"Tonterías", dirán
algunos. "No se pueden manipular millones de votos."—
Es que no hacen falta millones. Basta con unos pocos miles bien distribuidos en
circunscripciones clave. En el Congreso, muy pocos escaños arriba o abajo
pueden marcar la diferencia entre un "Gobierno Progresista" y un
“vuelvan ustedes mañana”. En las del 23, concretamente, bastaba con cambiar el
sentido de seis escaños.
Por supuesto, el castillo de
naipes se desmorona si consideramos que Sánchez nunca haría algo así. ¿Cómo iba
a hacerlo quien trató de colocar una urna tras un biombo para realizar una
votación secreta en su propio partido?
Tal vez la UCO se aburra y los
funcionarios exageren. Tal vez sean todo coincidencias y cosas de
conspiranoicos. Pero se me ocurre que, si anda como un pato, nada como un pato y
grazna como un pato, tal vez sea un pato.
Y si hubo un pato en las
elecciones que auparon al poder al Frente Popular en 1936, otro en las del
verano de 2023, y la oposición sigue en la inopia, esperando que la democracia se autorregule
sola... nos podemos encontrar con el tercer pato en las siguientes.
Mientras tanto, sigamos confiando
en el sistema. Total, ¿qué podría salir mal cuando el zorro cuida del gallinero
y los votos duermen en sobres apilados en el sótano de la oficina de correos, junto
a la máquina de café?
Es sobrecogedora la inquietud e incertidumbre que provocan estos gobernantes, y la impunidad con la que se mueven. Ahora arremeten contra los que les investigan al mas puro estilo mafioso
ResponderEliminar