domingo, 7 de octubre de 2012

Justicia para facebook


El Juez Pedraz está peleando duramente por tener su minuto de gloria. Para ello ha decido adornar un auto, en el que la imparcialidad brilla por su ausencia, criticando la “convenida decadencia de la denominada clase política”, en un acto de hooliganismo judicial que le ha acarreado simultáneamente el aplauso de los indignados y el repudio de la clase política decadente.

No es cuestión de decirle al juez la frase evangélica “no juzguéis y no seréis juzgados” porque cobra por eso. Y sobre todo porque tampoco se trata de animar a algunos que ya la cumplen a rajatabla, a tenor del retraso que acumulan en sus juzgados donde la justicia no es ciega sino coja. Pero deberían recordar que están para juzgar a los presuntos que les llevan al banquillo, que para opinar de la clase política los ciudadanos nos valemos solos. Especialmente porque si nos ponemos todos a hacer juicios podemos cortarle un traje sastre también a sus señorías, que tienen más tela que cortar que una pañería inglesa.

Desde que Pascual Estevill saltara a la palestra, condenado por imitar al juez descrito por Quevedo en la antesala del infierno, lavándose las manos para tratar de limpiarlas de todo lo que se le había untado en vida, la cosa no ha hecho sino empeorar. Garzón, Bermúdez, el juez del caso Mari Luz… en este país cuando un juez tiene fama es siempre porque ha prevaricado, no ha hecho su trabajo, está buscando notoriedad o todo a la vez.

Peor que los errores concretos, al fin y al cabo “errare humanum est”, es el envilecimiento general de la clase judicial que ha conseguido escalar hasta las más bajas cotas en la percepción de la ciudadanía que, si se sorprendió cuando hace unos años Pacheco la calificó como un cachondeo, hoy piensa que es un asco directamente, y maldita gracia le hace. Delincuentes que salen de los juzgados antes que los policías que los llevan detenidos, sentencias de copia-pega, decisiones judiciales cuyo sentido se conoce de antemano en función de la adscripción política del juez. Por no hablar de los atascos de los juzgados donde los expedientes se acumulan sin que ninguna toga se apiade de ellos y decida resolverlos.

Mucho más alarmante que el auto del juez “pijo ácrata” ha sido la pantomima de huelga judicial que estuvieron a punto de protagonizar sus compañeros contra las medidas del gobierno que supuestamente atentaban contra su independencia. Pues bien, el atentado duró justo hasta que el ministro accedió a respetar sus días libres (seis permisos de tres días al año sin necesidad de justificación, vacaciones aparte, o sea igualito que en la empresa privada) momento en que se acabó el conato de motín, demostrandose una vez más la vocación y seriedad con que estos señores se toman su papel.

Resulta paradójico que dicten sentencias para salir en facebook unos personajes que tecnológicamente andan anclados en los legajos amarillentos. Pero a mí de nuestra clase judicial ya no me extraña nada, porque como decía Montaigne “Del mismo papel en que un juez ha escrito una sentencia contra un adúltero rasgará un pedazo para escribir unas líneas amorosas a la esposa de su colega."

1 comentario:

  1. El nivel de indecencia al que están llegando, de un modo u otro, los Poderes del Estado, nos deja un mosaico de sinsentidos malamente asimilables por el ciudadano con dos dedos de frente. Es imposible que nos traguemos más porquería porque estamos astiados y hartos de un sistema amortizado y obsoleto. El poder judicial, corrupto cómo todos los demás y al borde del colapso es un gradiente más en la línea de destrucción a nivel nacional, de todo lo que hemos conocido.

    Un saludazo.

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