Ese parece ser el mensaje que se proyecta en la mente de muchos cuando oyen hablar de la inyección de 23.000 millones de euros para tapar el agujero en Bankia. No es de extrañar que la cifra levante ampollas cuando el público escucha que se están recortando las prestaciones en sanidad y educación para poner miles de millones de euros en los bolsillos de los banqueros, que se supone quemaran los billetes para encender puros en la sobremesa de sus comilonas. No cabe mayor inmoralidad del sistema, diremos pensando en desahuciados hipotecarios y parados.
Vamos a olvidar la demagogia porque, curiosamente, la misma historia se ha repetido con anterioridad en todos los países de nuestro entorno, lo que debiera hacernos pensar que algo se nos escapa. Efectivamente Islandia (Landsbanki y Glitnir), Gran Bretaña (Royal Bank of Scotland, Lloyds y Northern Rock), Holanda (ING o DBS), Francia (BNP Paribas), Bélgica (Dexia) y Alemania, sí, sí, Alemania (Commerzbank, Hypo Real Estate, WestLB o Aareal Bank) han pasado por la misma purga, rescatando a lo más granado de sus instituciones bancarias. Por cierto, estos bancos también pagaban a sus directivos fracasados sueldos de más de 500.000 euros. Y nosotros creíamos que nos íbamos a salvar porque el iluminado que dijo que estábamos en la Champions económica añadió que el sistema financiero español, con una burbuja inmobiliaria del tamaño del Everest, era el más sólido del mundo?
En el agujero negro de nuestras cajas hay basura a patadas: sueldos y pensiones millonarios a gestores incompetentes, sindicalistas de a 180.000, favores políticos, obras faraónicas (desde aeropuertos de pueblo a puentes colgantes sobre arroyos) macroeventos de luces, champán y prostitutas de fin de fiesta, créditos a amiguetes que no podían devolverlos y ladrillos, muchos ladrillos. Pero también están los ahorros y las cartillas de los pequeños impositores garantizados por un Estado que, si quebraran las cajas, tendría que pagarlos. Con la diferencia de que si dejamos caer a la banca y se produce un pánico financiero, aniquilaríamos la confianza fiduciaria en este país, es decir, la posibilidad de tomar un café y pagar por él un euro, en lugar de tener que cambiarlo por lavar los platos del bar. No hay alternativa, o sostenemos nuestro sistema financiero o pasamos del euro a la caverna.
Casi nada es tan sencillo como creemos, y menos una crisis económica y financiera mundial. El problema de estos tiempos es que hasta un cocinero vasco, caracterizado por el uso del perejil como condimento y los chistes sobre almejas, opina públicamente sobre materias de las que entiende tanto como de física cuántica. Y lo que es peor, las redes sociales y hasta diversos periodistas y medios se hacen eco de sus simplezas, haciendo válido el dicho “los necios hacen la fiesta, y los listos la celebran”.
La cuestión es que nosotros estamos tomando ahora las medidas que otros tuvieron el valor de poner en práctica hace cuatro años. En fin, esperemos sirvan para sacarnos al fin del hoyo y que veamos pronto el fondo del cáliz que deberemos apurar hasta las heces sí o sí. Y sobre todo espero, como siempre sentado por si acaso, que se depuren responsabilidades porque lo que no podemos permitir, simplemente no es decente, es que los mayores responsables de este desaguisado se lleven a casa el producto de su rapiña dejando al resto que paguemos los platos rotos. En todo caso nos toca recomponer la vajilla con paciencia y esfuerzo.
Ad astra per aspera.
Pues no está tan claro ya que tengamos que mantener el euro a muerte. Y los americanos dejan hundir sus bancos y no se les ocurre repartir café para todos como los estúpidos europeos... y su economía no se viene abajo por dejar que quiebren los bancos... Eso sí, Caja Madrid, como todas las cajas, están llenas de inútiles parientes de los políticos, esta especialmente llena de inútiles allegados al PP...
ResponderEliminarNo creas Simón. El plan de rescate financiero americano de 2008 estaba dotado con 700.000 millones de dolares (o sea 25 o 30 bankias) La diferencia esque allí se unieron republicanos y demócratas para aprobarlo y se debatió en el Congreso con luz y taquígrafos. En España cada uno está a lo suyo y asi no se puede.
ResponderEliminarEn efecto, el mensaje es malo.
ResponderEliminarPero el tono es incluso peor.
Tipos como Arguiñano, de nula solvencia intelectual y muy dudosa solvencia moral, se dirigen al público con gesto cómplice -"yo soy uno de los vuestros"-, y se permiten dar lecciones de ética, de economía...
¡Qué asco! Como Unamuno, sientes que te ahogas en este lodazal.
No se si será punible la actuación de MAFO, Rato, etc, pero si parece repugnante e inmoral.
ResponderEliminarPropongo que les cuelguen un "sambenito" de vivos colores representando un cerdito-hucha y les pongan unas orejas de burro.
¡A perpetuidad!