Con perplejidad asistí hace unos días al espectáculo de los jugadores del Athletic llorando como Magdalenas tras recibir en la final de la Europa League un repaso del equipo colchonero, justo vencedor. En mi niñez cuando perdíamos un partido se felicitaba al campeón, con la cabeza alta si se había peleado bien o gacha en caso contrario, pero llorar era lo último. Ahora lo correcto es exteriorizar las emociones a toda costa. Y así los personajes que nos presentan los medios de comunicación sueltan el lagrimón a las primeras de cambio. Tanto da que estén en una isla, en un concurso de baile o en una entrevista; de lo que se trata es de llorar, sea por añoranza del abuelo, porque han nominado a su ligue del día anterior o porque les ha picado un mosquito.
No seré yo quien diga que llorar es cosa de féminas. Cierto que me admira el coraje con que grandes hombres y mujeres sobrellevaron dramas que les desgarraban por dentro tratando de evitar que aquellos a quienes debían dar ánimo desfallecieran al verlos flaquear (siempre he preferido a Guzmán el Bueno antes que a Boabdil). Pero los tiempos han cambiado y, sobre todo a medida que cumples años, sientes que cada vez más hay motivos para enternecerse y que justifican lágrimas… de alegría, de tristeza o de emoción.
Decía Concepción Arenal que “el llanto es a veces el modo de expresar las cosas que no pueden decirse con palabras”. Por eso mismo conviene reservarlo para éstas, dándole su verdadero sentido. De lo contrario corremos el riesgo de pasar de la grandeza a la histeria y de ahí al ridículo. Y acabar tratando del mismo modo la pérdida del padre que el pinchazo de la bicicleta, como en el chiste. Terminaremos elogiando a quien llore porque el camarero le ha traído el filete demasiado hecho.
Curiosamente muchos de quienes enaltecen el lloriqueo por chorradas se ríen de las cuestiones que siempre han hecho llorar a los hombres de emoción, como la familia, la bandera o la religión; o de rabia como la injusticia. Va a ser que el llanto fácil no es más que el camuflaje emocional de una sociedad sobrada de frivolidad y falta de auténticos valores.
Tampoco defiendo la vuelta al hombre de las cavernas pero seguro que hay un término medio. Y francamente, los leones de San Mames se portaron como cachorritos. Con ese temple me figuro que el Barsa les meterá otros tres en la final de la Copa. Aunque siempre pueden llamar a sus madres si la cosa se pone fea!
"La serenidad en medio de la desgracia no es sólo resignación; es también actividad y encierra un triunfo positivo". (Thomas Mann)
"La serenidad en medio de la desgracia no es sólo resignación; es también actividad y encierra un triunfo positivo". (Thomas Mann)
Que bien dicho !!! Yo soy menos poética, NENAZAS los llamo yo !!!
ResponderEliminarUn beso hermano
Si...
ResponderEliminar... en mi escuelita del pueblo
... en mi internado
... en mi colegio mayor
... en mi escuela naval
... y ya no digo en mi trabajo
hubiese derramado una lagrimilla por menos de perder las dos piernas, los dos brazos, y una importante porción de los mondongos
¡qué vergüenza! No quiero ni pensarlo.
Por primera vez no estoy totalmente de acuerdo contigo. La edad te ablanda y yo que no lloraba por nada ahora me basta una película un poco tierna. Intento evitarlo, pero.. ¡¡no puedo!!Y me da una rabia. Hay momentos en que es buenísimo llorar y desahogarte, pero siempre y por casi todo... Vamos que no gano para pañuelos.
ResponderEliminarpero cómo te va a ablandar la edad ????.. no puedo entender lo que dice en el comentario anterior ! la edad te fortalece ,te dá madurez ...y te enseña a controlar las emociones !... en su justa medida ! lo que no quiere decir que tengas los lacrimales secos o seas insensible ,no puedo soportar a los llorones por naderias ,enseguida me viene a la mente la palabra " ignorancia " seguida de "incultura "mi memoria fotografica se activa y aparecen las imagenes de las antiguas plañideras ......
ResponderEliminarNo os alboroteis, que la alegría y la tristeza va por barrios. Me parece bien que haya almas sensibles pero siempre que se mantenga la compostura. Y procurad salir de casa llorados y peinados!
ResponderEliminarVamos a ver: claro que hay hechos, comportamientos, incluso películas, que causan emoción.
ResponderEliminarA mi, personalmente, me enternece Adios Mr. Chips.
Pero de ahí a llorar en público media un abismo.
A mi tb me ha hecho llorar Mr. Chips, y Enamorarse de Robert de Niro y Meryl Steep, pero lloro en mi casita y en mi sofá.
ResponderEliminarEn la educación y la formación está el comedimiento a la hora de manifestar en público las emociones.
Las plañideras están pasadas de moda ...
Tu hermana mayor, que siempre te sigue y te apoya, jjjajajajajajajaj
Mucha maricona es lo que hay ... de bilbo pues
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