domingo, 27 de noviembre de 2011
Predicar con el ejemplo
Los resultados electorales, especialmente en Cataluña y Castilla La Mancha donde han sufrido recortes sin anestesia, bien que motivados por la calamitosa situación de las arcas públicas, demuestran la capacidad de los españoles para enfrentarse a la grave situación que estamos viviendo. El pueblo español por mayoría abrumadora ha aceptado que la salida de la crisis pasa por apretarse el cinturón y trabajar más hasta resolver nuestros problemas.
Pero mientras los ciudadanos hacen de tripas corazón y aprietan los dientes, los que deben dirigir nuestros destinos se empeñan en hacerse indignos de su misión. No son sólo sucesos tan escandalosos como el uso de la tarjeta visa municipal en un prostíbulo por el alcalde de un ayuntamiento en quiebra. O las colocaciones de familiares en puestos de libre designación, vicio tal vez menor pero que, en estos tiempos en que el trabajo es un bien preciosos, se amplifica considerablemente. Tampoco que la corrupción se extienda a las más altas esferas del Estado, donde hemos tenido que ver a un miembro de la familia real desviar fondos públicos a sus sociedades particulares. Aunque se trate de un consorte y el título sea de la señora, no se puede creer que nadie haya informado al suegro de los manejos del yerno. Con razón podemos pensar que “si el prior juega a los naipes, ¿qué no harán los frailes?”.
Sinceramente a mí lo que me preocupa es la impunidad de los que lo hacen. La gota que colma el vaso es el indulto por parte de un gobierno en pleno proceso de liquidación a un banquero condenado en firme, conmutándole la pena de prisión menor por una multa de 6.000 euros (lo que se habrá reído el indultado). A nadie puede extrañar después que los ciudadanos piensen que la vara de medir de la justicia trata de forma distinta a los humildes y a los poderosos.
Tengo muchas esperanzas en que el ejecutivo entrante sea capaz de liderarnos en el camino hacia la Tierra Prometida, aunque durante la travesía del desierto tengamos que realizar sacrificios. Pero los que deben señalar el camino habrán de tener en cuenta que el bastón de mando a empuñar no es otro que el del ejemplo. Que tengan presente la máxima de que dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera.
Confiemos en que la actuación del nuevo gobierno sea eficaz pero, sobre todo, que sea ejemplar. Y que así no tengamos que repetir como en Mío Cid “Dios que buen vasallo si hubiera buen señor”.
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Que conste que tanto el Rey como la Reina me caen bien.
ResponderEliminar¿Pero a nadie de la real familia le extrañó, que siendo él un mero jugador de balonmano ( si fuese de fútbol otro gallo cantaría) , sin estudios reconocidos antes de contraer nupcias y sin poseer un capital heredado, a 4 años de casarse se comprasen un palacete en Pedralbes por 500 millones de las antiguas pesetas e invirtieran otros 500 en restaurarlo ???.
Majestad, con todos los respetos:
Verde y con asas !!!
Charo Mtnez-Carande