lunes, 21 de noviembre de 2011
Bogad!
Se cumplieron los pronósticos y los españoles hemos decidido. Con una embarcación a punto de zozobrar, la tripulación ha desoído las propuestas de los que, después de ponerlos al borde del abismo, prometían llevarlos a puerto sin esfuerzo. No hay atajos, y la madurez del pueblo español lo ha comprendido así. De la crisis no vamos a salir pidiendo a Europa que nos dé dos años de margen mientras nos financia más gasto público, ni poniendo impuestos a los banqueros para crear empleo. Eso son los cantos de sirena que pueden embrujar a la marinería pero que, como en la Odisea, conducen al barco irremediablemente a zozobrar en los acantilados.
Ya nos lo ha dicho Bruselas: “España debe ayudarse a sí misma”. Y no es un mal consejo. Dejemos de esperar socorro del exterior y veamos qué podemos hacer nosotros. De ésta saldremos con esfuerzo y sacrificio colectivo. No hay empresa que valga la pena y se consiga sin esfuerzo, y la tarea que nos queda por delante es ingente. Pero eso debe hacer que el esfuerzo sea más llevadero, porque, efectivamente, la meta vale la pena. Nos jugamos nuestro futuro, el personal de cada uno, el de nuestros hijos y el de nuestra Patria, y ese estímulo debe ser suficiente para que cada uno arrime el hombro y ponga la parte de esfuerzo que le corresponde. No es hora de pedir sino de dar, y la solidaridad debemos reservarla para aquellos que realmente lo necesitan.
Queda por ver cómo encajarán esto los perdedores. Lo cierto es que en democracia todos están legitimados para hacerse oír, y el ganar las elecciones no supone ni siquiera que el ganador tenga razón. Pero de lo que no cabe duda es que el gobierno salido de las urnas tiene toda la legitimidad para llevar a cabo su programa, sin hipotecas derivadas de la ideología o la opinión de los que han perdido. Estos tienen dos alternativas: colaborar en el esfuerzo colectivo o apartarse y dejar que gobierne el barco la nueva tripulación. Por el bien de España esperemos que cojan su sitio en la bancada y remen con todas sus fuerzas.
Hoy, más que nunca, "ad astra per áspera".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Pues yo ya me he puesto las pilas. De hecho, ni siquiera me deprimió el "zapaterato".
ResponderEliminar