sábado, 22 de octubre de 2011
De lo grande y lo pequeño
Extremadura es una gran región. A muchos les impresiona recorrer cientos de kilómetros sin salir de ella, lo que se acompaña de la innegable belleza natural de sus paisajes. Además, a esa grandeza territorial le acompaña la grandeza histórica. Las gestas de nuestros antepasados extremeños han tenido una dimensión que los ha hecho universales.
Pero los extremeños no hemos perdido el gusto por las cosas pequeñas. Así cada pueblo tiene un pequeño instituto y una biblioteca pequeña; cada comarca un hospital pequeño; cada cabeza de partido un centro tecnológico pequeño; y cada ciudad una universidad y un parque científico pequeños.
Y así, conseguimos con mucho esfuerzo pequeños resultados. Institutos con profesores que vienen de la ciudad a dar clases a un número cada vez más pequeño de alumnos; bibliotecas con pequeño número de libros prestados; hospitales de los que huyen los médicos porque sólo ofrecen sueldos, proyectos y curriculos pequeños; centros tecnológicos con pocas y pequeñas empresas; universidades con prestigio pequeño y parques científicos con un número pequeñísimo de patentes. Ahora, algunos tienen una nueva meta y aspiran a crear plataformas logísticas diminutas.
Probablemente lo anterior no se debe a que el extremeño genéticamente sea un espécimen de pequeñez de miras (a nuestros antepasados me remito). Pero entonces ¿cuál es la causa de que no hayamos sido capaces de unir nuestros esfuerzos para hacer algo grande? Se me ocurren muchas explicaciones, aunque a bote pronto creo que, además de rivalidades y localismos, hemos tenido políticos pequeños con aspiraciones tan pequeñas como son mantener sus pequeñas parcelas de poder. Y así, no han permitido que se creara algo grande que les sobrepasara y no pudieran controlar.
Sólo espero que los nuevos gobernantes tengan una visión amplia que permita unir a los extremeños en una empresa común que trascienda a esta región, poniéndola en un lugar visible dentro de un mundo cada vez más pequeño.