Anda revuelto el Islam a cuenta de una película barata en que Mohamed (Mahoma en cristiano) aparece con un puntito gay y se dice que el burro es el principal animal del mundo islámico. La mayoría de los que protestan ante las embajadas occidentales no han visto la peli, pero como los imanes de turno han llamado a la lapidación de los infieles (un simpático ministro pakistaní ha ofrecido 100.000 $ por la cabeza del autor de la película) se han lanzado en tromba a las revueltas callejera contra un enemigo tan temible como una cinta de video y las viñetillas irrespetuosas con el profeta que ha publicado posteriormente una revista francesa.
Por mucho que algunos traten de vendernos que hay un islamismo moderado, los hechos se empeñan tozudamente en demostrar lo contrario. No se trata de discutir las suras del Corán para ver si, cuando hablan de despellejar a los infieles, es en sentido literal o con “animus iocandi”, aunque a mí la frase “anuncia a los infieles (Cristianos y Judíos) un castigo doloroso!" (Corán. Sura 9: 3) me inquieta un poco. Tampoco de examinar si la interpretación del libro sagrado es compatible con el concepto de dignidad de la mujer del mundo occidental, si bien la expresión “amonestad a aquellas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles!” (Corán. Sura 4: 34) no es compartida plenamente por mi esposa.
El problema es que cualquier acto de un occidental susceptible de herir la sensibilidad de un imán de pueblo tiene el efecto de incendiar el mundo árabe y, lo que es peor, de las comunidades musulmanas de occidente. Y no solo eso, sino que algunos de los principales papanatas de Occidente salen en defensa de los intransigentes con manifestaciones tan cobardes como las del secretario general de la ONU, según el cual “la libertad de expresión es un derecho que no debería servir para provocar y humillar los valores y las creencias de otros pueblos”, argumento que no se emplea cuando se satiriza al resto de las religiones e ideologías del mundo. Lo cierto es que cuando se dice esto, se está diciendo en realidad que hay que acabar con la libertad de expresión.
A mí me gusta pensar que la Declaración de Derechos del Hombre, esa que han firmado también los países integristas de Oriente Medio aunque se la pasen por el forro, es la base de nuestra civilización. Y que hay que defender sus principios frente al fanatismo de unos individuos cuya evolución ideológica en los últimos siglos se limita a haber sustituido los camellos por vehículos de importación.
Pero si ahora resulta que vamos a renunciar a nuestros principios y creencias, entre ellas esa de que "todos hemos sido creados libres e iguales", o la de que "todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión" en función de lo que opine un chiíta analfabeto, va a ser cuestión de ir acostumbrándonos a la chilaba y el burka, porque para el Islam no hay términos medios.
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¡Huy,huy! ha puesto usted la caricatura maldita.... jajaja.
ResponderEliminarhttp://elblogdezorrete.blogspot.com.es/2012/09/las-caricaturas-que-no-cesan-edicion-en.html
Saluditos.
Ya he visto las que has colgado. No sabía que había tantas. Desde luego el profeta es una fuente de inspiración.
ResponderEliminarUn saludo cordial.