domingo, 8 de abril de 2012

El sistema del botín



El título no va por el banquero (lagarto, lagarto) sino por el “spoil system”, que es como los americanos denominan al sistema en que el vencedor en política ocupa legítimamente los puestos institucionales cuando llega al poder. Tiene la ventaja de que quien accede a un cargo público sabe que es temporal, y si lo hace mal ganarán los contrarios dándole el finiquito. Posteriormente giraron hacia la elección meritocrática, dejando el dedo para determinados puesto del más alto rango.

Pero España es diferente y algunos defienden ahora una tercera vía, combinación de lo peor de una y otra. Consiste en que cuando ganan los míos me apañan una canonjía y cuando pierden que no me lo toquen los otros, porque eso es revanchismo y falta de talante democrático.

Dicen que Franco mando el motorista con el cartucho del cese a uno de sus ministros y éste, poco conforme con la patada, le pidió explicaciones, recibiendo del gallego la curiosa respuesta “es que vienen a por nosotros”. Pues eso va a ser, que los nuevos vienen a por los de antes. Lo extraño es que los enchufados se piensen que el momio es para siempre. Sin embargo, vemos a cargos políticos y colocados en empresas públicas quejándose lastimeros cuando les llega la hora del desahucio.

Los peores son los periodistas, que hacen de su despido un delito de lesa libertad de expresión. “Cómo me van a despedir a mí, profesional independiente y de reconocida valía?” dicen los que eran la voz de su amo en los distintos medios públicos. Y por ahí andan, llamando a la rebelión en Twitter. Cualquier plumífero se cree con derecho a emular a Rosa María Mateos, que debutó en el periodismo cubriendo la comunión de Alfonso XIII y cien gobiernos más tarde seguía con los informativos, que sólo le faltaba darlos sentada en una camilla haciendo punto.

Pero en el tema del enchufe vitalicio los aventajados son, una vez más, los socialistas andaluces quienes, tras anularles el Tribunal Superior de Justicia aquellas oposiciones en que los interinos (los suyos) podían sacar plaza con un 2,5 pelado, dejaron de convocarlas y metieron a sus compinches a dedo en todos los ámbitos de la Junta. Ahora intentan blindarlos por la puerta de atrás, con el consiguiente cabreo de los funcionarios de carrera, todavía con el culo plano por las horas de estudio y preparación.

Son tiempos de profundos cambios y, cuando en el estatuto funcionarial se discute la inamovilidad del empleado público, estaría bueno que los puestos de libre designación se conservaran hasta la edad de jubilarse. Como solución, yo recomendaría a los políticos y su gente de confianza jurar el cargo con la Biblia abierta por el pasaje en el que Job, tras ser despojado por Dios de todos sus bienes, se resignaba diciendo mientras el chucho le lamía las llagas: “el Señor me lo dio, el Señor me lo quitó… alabado sea el Señor”.

1 comentario:

  1. Si ya lo decía aquél:

    "cuerpo a tierra, que vienen los nuestros".

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