Esa parece ser la máxima de quienes celebran cualquier mala noticia para España (sea bajada de la bolsa o subida de la prima de riesgo) como si fuera un gol de la Roja. Paradójicamente son los mismos que llamaban imbéciles a los que disfrutábamos del fútbol en lugar de deprimirnos por la subida del recibo de la luz. Lo que no acabo de ver es el motivo de su alegría, cuando están en el mismo templo que el resto de los españoles, dependiendo su salvación de que las columnas resistan.
Estos agoreros son capaces de buscar en las páginas de cualquier periódico mundial un titular que pueda perjudicar a España y algunos hasta han aprendido inglés, o al menos el manejo del traductor de Google, para escudriñar el Washington Street Journal o el Financial Times. Eso sí, cualquier buena noticia que se atisbe les hace enmudecer. Tras la cumbre de Bruselas pasaron del éxtasis de pregonar que teníamos el líder europeo más incompetente, tomando como fuente a un eurodiputado británico líder de un partido de extrema derecha, a la vertiente más aguda de la depresión postcoital. Pero incluso para esa eventualidad han descubierto un antídoto: cualquier cosa buena que nos pase es gracias a… Hollande!
Ahora se mesan los cabellos ante los recortes del gobierno que califican nada menos que como “golpe de estado”, olvidando un par de cosas. La primera es que dichos recortes no son el problema sino parte de la solución, veremos si acertada o no. Y la más importante, que el problema lo crearon otros, los que gobernaban hace cuatro días y dejaron esto como un cuartel robado.
Es una lástima que los españoles, a diferencia de los alemanes, no podamos unirnos siquiera en los momentos de crisis pero habrá que contar con ello. Para nuestra desgracia la izquierda española en nada se parece a la de otros países de nuestro entorno, que sabe anteponer los intereses de la nación a los del partido. Por el contrario es incapaz de asumir su responsabilidad en el desastre y, menos aún, la posibilidad de que otros nos saquen del atolladero. Y ante una encrucijada en la que nos jugamos el futuro prefiere jugar a la contra, no dudando en recurrir al juego sucio y al coqueteo con los antisistemas y violentos.
Debería extraer alguna lección de lo sucedido en la Eurocopa donde los que pujaron contra España, un puñado de nacionalistas, quedaron como un atajo de idiotas asistiendo al triunfo común. Apostar por el desastre colectivo nunca es una buena opción. Porque cuando salgamos de esta, cosa que sucederá sin ninguna duda, no tendrán nada que celebrar. Pero si ganaran su apuesta mucho menos, pues el tejado caería sobre sus cabezas igual que sobre las del resto.
Pero es que nuestra izquierda siempre ha tenido ese "defectillo" :
ResponderEliminarSiempre está maquinando el modo de vengarse de los que no piensan como ella. Y el gobierno ZP ha sido un claro ejemplo.
Tu hermana
La izquierda española, además de ser dudosamente española, es simplemente incorregible. Con ellos no hay nada que hacer.
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