Después de un par de años desde la creación de mi primer blog en el que nada se publicó (por ahí anda muerto de risa) y meses desde la creación de éste, nos estrenamos. Puede que el comienzo sea fruto de la vanidad, pero si hay millones de blogs funcionando antes, me consuela pensar que en mi caso se tratará de un pecado venial.
El título viene de la archiconocida historia del pesimista, el optimista y el realista. Y aunque estoy reputado como un optimista irreductible (como dijo Churchill, no parece muy útil ser otra cosa) creo que en la coyuntura actual es preferible ajustar las velas a esperar que cambie el viento.
Confío en me sea útil para fijar la derrota de mi barco. Si sirve además para que alguien lea algo que le ayude a ajustar su rumbo me alegraré, aunque creo firmemente que cada uno debe saber mejor que nadie las condiciones de su embarcación y el puerto de su destino.
El título viene de la archiconocida historia del pesimista, el optimista y el realista. Y aunque estoy reputado como un optimista irreductible (como dijo Churchill, no parece muy útil ser otra cosa) creo que en la coyuntura actual es preferible ajustar las velas a esperar que cambie el viento.
Confío en me sea útil para fijar la derrota de mi barco. Si sirve además para que alguien lea algo que le ayude a ajustar su rumbo me alegraré, aunque creo firmemente que cada uno debe saber mejor que nadie las condiciones de su embarcación y el puerto de su destino.
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