sábado, 24 de septiembre de 2011

La habitación del pánico



Aunque agosto y septiembre están siendo meses con bastante “guasa”, tampoco se ha desplomado el cielo sobre nuestras cabezas. Algunos han decidido recluirse en la habitación del pánico y esperar a que pasen los nubarrones, confiando en que cuando salgan todo siga como en los felices 20, digo 2000. Lamento comunicarles que ese truco no funciona.

¿Que el tema está complicado para empresas y emprendedores? Hombre… sin financiación y con la demanda interna por los suelos, no seré yo quien diga que esto es una excursión campestre. Pero aquí y allá se ve gente abriendo negocios y moviéndose, dentro y fuera de España, lo que significa que existe la vida después de la muerte.

-“Oiga, es que yo no soy emprendedor, estoy en paro y no hablo alemán”, dirá alguno. Pues lo mismo. Sé de parados en estado de shock, paralizados viendo pasar con angustia los días, mientras cuentan los que les quedan de prestación. Y de otros que, por el contrario, han cambiado de actividad y están pateando la calle, vendiendo cosas o formándose para reinventarse. Como leí hace poco, “estar desempleado no se elige, estar parado sí”.

Hay que dejar de esperar milagros y creernos de verdad que la economía depende de lo que hagamos cada uno de nosotros. La frase clave es “puedes pensar que lo conseguirás o que no, y en los dos casos estarás en lo cierto”. Lo que no está escrito en ninguna parte es que los demás tengan que sudar para sacarnos las castañas del fuego.

Seguro que saldremos de esta, como de las anteriores. Supondrá un sacrificio para todos y una transformación personal, paralela a la transformación del modelo productivo mundial, que sacará a cada uno de su zona de confort para situarlo en la de incertidumbre. Pero ese es un paso necesario en el camino hacia nuevas fronteras.

Entre tanto, los que sigan encerrados en habitación del pánico languidecerán mientras se agotan sus reservas, y cuando salgan a la calle encontrarán un mundo nuevo que les será ajeno, en cuanto que no habrán participado en su construcción.

“Audaces fortuna iuvat”.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Yo no he sido (a mí que me registren)



Parecen lejanos los tiempos en que los encargados de la cosa pública dimitían cuando su gestión se veía salpicada por el escándalo o el fracaso. En España recuerdo el caso del ministro Asunción quien, en un gesto que le honra aunque nadie agradeció, dimitió con ocasión de la fuga de Roldán. En Japón, que son más suyos, en una fecha tan próxima como 2007 se suicidó el ministro de agricultura, ahorcándose por un escándalo de supuestas irregularidades en libros contables. Al final, este tipo de gestos no son sino manifestaciones del principio formulado por el gran jurista francés Duguit, según el cual “donde está el poder está la responsabilidad”.

Pero eso ya no se estila. El principio de responsabilidad del derecho público ha sido sustituído por uno más llano y comprensible, resumido en la castiza frase “que me quiten lo bailao”. Como muestra, los centenares de casos de personajes públicos que hacen gala de una incapacidad total para la autocrítica.

Que los mismos responsables de la quiebra de las centenarias cajas de ahorro, motivada por inversiones tan ilógicas como aeropuertos sin pasajeros, se repartan los puestos en los consejos de administración de las entidades resultantes de las fusiones, reflotadas con nuestros impuestos, es sencillamente escandaloso.

Que los dirigentes autonómicos que han despilfarrado los fondos públicos hasta dejar a sus regiones al borde de la suspensión de pagos se permitan, sólo un par de meses después de dejar el cargo, dar lecciones y pedir cuentas sobre un déficit público provocado por ellos es intolerable.

Y que el presidente más inepto de nuestra democracia tenga la frivolidad de quitarse de en medio de la dramática escena que ha provocado, diciendo que "el mejor destino es el de supervisor de nubes acostado en una hamaca y mirando al cielo", es un caso de desfachatez inadmisible en un país serio.

Aunque algunos digan que la primera tarea de los nuevos gobiernos es mirar hacia adelante y trabajar en los retos del futuro, no está de más comenzar aclarando el punto de partida. A los ciudadanos no se les puede pedir sacrificios cuando se les oculta la verdad, aunque sea en un pretendido intento de evitar el “revanchismo”. Tenemos derecho a saber qué ha pasado y a exigir responsabilidades de todo tipo, incluídas las penales si fuera el caso. Pero desde luego las que no pueden faltar son las políticas.

Es inadmisible que los responsables de la ruina de España sigan ocupando poltronas públicas como si la cosa no fuera con ellos. No podemos correr un velo sobre los abusos cometidos, porque ello significa poner los cimientos de abusos futuros.

martes, 13 de septiembre de 2011

Y parió la abuela.



Mientras los medios están plagados de noticias económicas no aptas para cardíacos, algunos se empeñan en ignorar lo que está pasando, dedicados al cuidado de su cortijo particular. Me refiero en esta ocasión a los profesores que pretenden paralizar la enseñanza pública en algunas comunidades. Sus sueldos entre 1.800 y 2.000 €, su jornada laboral de unas 37 horas semanales, 18 de ellas lectivas, y sus vacaciones no son para escandalizarse. Pero unidos a su seguridad laboral, los convierte actualmente en unos privilegiados.

Las razones que esgrimen para su protesta son que la obligación de impartir dos horas lectivas más (ojo, que no suponen aumento del número total de horas de trabajo) pone en peligro el sistema de enseñanza público. Eso es lo que se llama hacernos comulgar con ruedas de molino. ¿O sea que si trabajan más el sistema educativo empeorará? A ver si es que el problema son ellos. Porque de ser así la solución pasa por reciclarlos o por despedirlos.

Pero es que además tienen un problema de credibilidad dado que es habitual, tampoco se molestan en ocultarlo, verlos hacer sus recados y gestiones particulares en horario lectivo. Ahora lo negarán, pero todos lo hemos visto más de una vez.

Otro argumento que esgrimen es el tema de los interinos ¿Qué va a ser de ellos? Pues lo mismo que del resto de los ciudadanos. Pueden aprobar las oposiciones o buscarse la vida en el sector privado. Solo necesitan reciclarse y aprender cosas nuevas, lo que debería ser fácil para quienes se suponen que enseñan a los demás.

Lo de menos es que las protestas promovidas por los sindicatos se dirijan contra determinadas comunidades en función de quien las gobierne. Lo que importa es la insolidaridad de quienes, en una situación económica crítica, hacen huelga tomando como rehenes a los hijos de los que no pueden permitirse ese lujo por la ausencia de trabajo o la precariedad del mismo.

Harían bien los docentes en mirar lo que sucede en países como Grecia, donde sólo la solidaridad europea permitirá el pago de los salarios públicos. Porque, si llega el caso en que necesiten esa solidaridad, se exponen a encontrar la incomprensión o el desprecio de quienes hayan padecido sus abusos.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Consejos vendo que para mí no tengo



Leyendo la entrevista en el diario Hoy al extinto presidente Fernández Vara no me resisto a opinar sobre lo que está pasando en Extremadura. Según él, los políticos adolescentes que han accedido al gobierno están improvisando, y deben ya ponerse a gobernar porque hay problemas urgentes. Por cierto, para resolverlos sería necesario hacer caso de sus sabios consejos.

Pues a mí me parece que el cambio de gobierno está suponiendo una auténtica revolución cuyos efectos notaremos más pronto que tarde. Guste o no, en Extremadura había un régimen, porque 30 años de gobierno dan siempre lugar al nacimiento de un régimen, sea del signo que sea, franquista, nacionalista o socialista. Y un régimen implica unas personas determinadas (aquí siempre estaban las mismas caras aunque cambiaran los despachos), una manera de hacer las cosas (por cierto no caracterizada por su transparencia e imparcialidad), unos beneficiados (todos sabían quiénes eran) y unos perjudicados (los que estaban al margen de él).

A la vista de todos están los aires de cambio, para unos demasiado radical y para otros demasiado light. Sea como sea, lo que teníamos se ha caído de golpe y la mejor prueba es la conmoción de muchos, que todavía se están preguntando por la matrícula del camión que les ha pasado por encima.

En cuanto al futuro de Extremadura, predecirlo es cosa de augures y a mí el cielo no me ha dotado del don de la clarividencia. Pero me voy a permitir hacer un par de predicciones.

El PP va a gobernar cuatro años al menos. Aunque al ex-presidente no se le caiga de la boca el tema de una moción de censura que ya le gustaría poder plantear, esto es imparable. La corriente sopla en contra de un socialismo que, víctima de sus errores, va a pasar en pocos meses a la irrelevancia absoluta en toda España. Y Extremadura no va a ser una excepción.

Las cosas, salvo para algunos, no van a ir a peor. El cáncer de Extremadura es el desempleo, y una administración que pague a proveedores está haciendo más por el empleo que la que permite que las PYMES caigan como moscas, víctimas de políticas de derroche con cargo a facturas que no se van a pagar.

Pero sobre todo porque Einstein decía que no se pueden conseguir resultados distintos haciendo lo mismo. Y, vistos los resultados del gobierno de Vara, cualquier cambio es una invitación a la esperanza.

jueves, 8 de septiembre de 2011

De salvadores de la Humanidad



El domingo pasado la presidenta del FMI Christine Lagarde, después alertar sobre la posibilidad de una recesión mundial, manifestaba a los periodistas alemanes: -"Todavía podemos evitarla. Las posibilidades de los Gobiernos y de los bancos centrales son algo menores que en 2009, porque ya han disparado buena parte de la pólvora. Pero si los Gobiernos, organizaciones internacionales y bancos centrales trabajan juntos, la evitaremos.”

Las manifestaciones de esta mentecata, que todavía no ha explicado en qué se fundaba para hacerlas, unidas a las del presidente del Banco Mundial el día anterior, provocaban un pánico que daba lugar a un nuevo “lunes negro” en las bolsas mundiales.

Pero lo que más mosquea es que no le otorga ningún papel a las empresas en la solución de la crisis. A ninguna, grandes o pequeñas, constructoras, energéticas, tecnológicas, de automoción, grandes superficies, aseguradoras, financieras. Aquí ni Google ni Apple, ni el Deutsche Bank, Toyota o GM, ni Du Pont, Wal-Mart o Exxon, ni las españolas como Sacyr, Inditex o Repsol tienen nada que hacer para evitar una recesión. Por supuesto que los emprendedores ni se consideran. En el momento en que esta señora se ponga de acuerdo con otros burócratas como ella saldremos de la crisis.

Lo preocupante no es la dificultad de poner de acuerdo a los tipos que dirigen los organismos internacionales, cobrando unos sueldos indecentes a cambio de una responsabilidad nula. Lo peor de las declaraciones de la susodicha es que demuestran tal falta de perspectiva que hacen dudar seriamente de su capacidad para sacar adelante la tarea que ella misma se ha impuesto. Así, lo que destaca es su autosuficiencia y su capacidad para mirarse el ombligo. Bien es cierto que al menos se mira el propio, a diferencia de su predecesor, el golfo de DSK, que se fijaba en los de todas las que se le ponían por delante.

Por suerte las empresas y los emprendedores se bastan para sacar adelante la economía mundial sin necesidad de la tutela de los organismos internacionales, a los que les aplica el mismo principio que a los libros en las estanterías, “cuanto más altos, más inútiles”. Bienvenidas sean las actuaciones de los gobiernos si ayudan a que el sector privado funcione de forma eficiente y cree el nuevo modelo económico que ha de sustituir al que está agonizando. Pero esas actuaciones deben consistir mucho más en quitar las trabas que impiden girar a las ruedas del carro que en pretender conducirlo desde el pescante. Que no olviden que el sector privado, del que por cierto salen los recursos para mantenerles, no funciona de forma eficiente cuando se le pretende dirigir desde el poder.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

España no es un país laico


Hay un gran interés, sobre todo a raíz de la JMJ, en propagar la idea de que España es un país constitucionalmente laico, y que eso significa que las manifestaciones religiosas públicas deben estar poco menos que sujetas a autorización del poder político. Por supuesto, el Estado no debe gastar un euro del presupuesto en nada que tenga que ver con temas de conciencia religiosa, ni directa ni indirectamente. Como consecuencia, la policía puede garantizar el orden en un partido de fútbol o en un concierto de rock, pero no puede en cambio regular el tráfico o velar por la seguridad en una concentración de creyentes. -Nooo con mis impuestos! Gritan indignados algunos, incluso los que jamás pagaron impuestos.

Como contra el desconocimiento el mejor antídoto es la lectura, aconsejo leer un par de apartados de nuestra Constitución, concretamente del artículo 16 del Título II, donde se recogen nada menos que los Derechos Fundamentales de los ciudadanos españoles. Dicho artículo, tras señalar que “se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades”, alude expresamente al catolicismo (el objeto de las mayores fobias antirreligiosas) diciendo que “los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.”

Así pues, una cosa es que el Estado español sea aconfesional, como señala el propio artículo 16 cuando establece que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”, y otra bien distinta es que no tenga que intervenir activamente en garantizar la libertad religiosa de sus ciudadanos. Como hemos visto es la propia Constitución la que impone a los poderes públicos el deber de cooperar con las distintas confesiones con mención especial de la Iglesia Católica, lo que tiene todo el sentido en cuanto hablamos de la fe que profesa el 70% de la población, según revelan las encuestas más recientes.

Pero es que en la mayoría de los países más avanzados democráticamente (el caso USA es paradigmático) los dirigentes políticos no tienen ningún complejo en dar muestras públicas de fe, sin que ello suponga que están sujetos a los dictados de la jerarquía eclesiástica. En conclusión, dejemos las proclamas anticlericales porque los únicos españoles que nominativamente tienen la condición de laicos son los habitantes de Galicia, es decir los galaicos.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Emprendimiento y Guerra Civil, o de culos y témporas.


http://www.hoy.es/v/20110905/badajoz/tiempo-todo-cambia-20110905.html

Impresionante artículo el de la flamante Directora General de Actividad Emprendedora de la Junta de Extremadura. La Directora del FMI hablando de recesión mundial, el IBEX y la prima de riesgo temblando, el Presidente de la Junta explicando los recortes presupuestarios y ella publica un artículo, creo que el primero desde su nombramiento, sobre ¡¡¡LA MEMORIA HISTÓRICA Y LA GUERRA CIVIL!!!

La supresión de trámites burocráticos, los problemas de financiación, la apertura de mercados o la fiscalidad de las empresas son “pecata minuta”. Lo que los emprendedores estaban esperando es que les recordaran que “el 30 de agosto se conmemoraba el Día Internacional de los Desaparecidos” o la importancia de “no olvidar los desastres causados por una guerra fraticida”.

La ventaja es que los emprendedores tienen poca o nula confianza en el papel promotor de lo público en la actividad empresarial (¿cómo va a promover alguien una cosa que desconoce por completo?) Pero por si acaso, esta señora ha venido a despejar todas sus dudas. Lo único que nos falta es que nombren a alguno de los Bardem Director de Financiación Autonómica y al Gran Wyoming para Innovación. Seguro que podrán hacer grandes aportaciones sobre aspectos no suficientemente conocidos de la represión franquista, la censura, la Inquisición u otros de parecida índole que contribuirán decisivamente a la dinamización del tejido empresarial de la región.

domingo, 4 de septiembre de 2011

De tijeras y presupuestos


Nos amenazaban con una revolución social poco menos que sangrienta a cuenta de los recortes presupuestarios, pero me parece que no va a ser para tanto. Las cuentas castellano-manchegas han sido “rapadas al cero” y no ha piado casi nadie. Ahora los riojanos piden pista, y el resto de las autonomías van detrás. No es para menos, a la fuerza ahorcan y la ciudadanía asume que pintan bastos. Como botón de muestra, el recorte a funcionarios y a pensionistas, que lo han encajado mejor o peor.

Quienes ponen el grito en el cielo, a cuya cabeza se sitúan el ministro de fomento, los indignados, cada vez menos en número que no en indignación, y los sindicatos (sí, esos que este año se subieron el sueldo a costa de nuestros impuestos un 7%) agitan como bandera el peligro de pérdida del Estado del Bienestar. El problema es que la gente no ve el bienestar por ninguna parte y en cambio se encuentra con el despilfarro, las prebendas y la tomadura de pelo. No se acaba de entender que en la trastienda del Estado del Bienestar aparezcan siempre coches oficiales de la marca Audi, despachos con lujo asiático y cuentas sin pagar.

Me viene de nuevo a la cabeza la frase que oí al maestro Luis Huete en Mérida: “Sigue habiendo dos Españas, que no son la izquierda y la derecha, ni el Norte y el Sur, sino la de los que trabajan y la de los que viven del cuento.”

A ver si va a ser que los que trabajan o quieren trabajar empiezan a estar hartos de los que viven del cuento del Estado del Bienestar. A ver si resulta que el rey estaba desnudo y se nos está cayendo la venda de los ojos.

Puede que los abanderados de la agitación social se tropiecen con la madurez del pueblo español, y deberían tener en cuenta que, como dijo Abraham Lincoln, "no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo."

jueves, 1 de septiembre de 2011

Alegría, optimismo ¿y fe?



Este verano, tanto en televisión como desde mi puesto de observación en las terrazas de los cafés, he contemplado el paso de los grupos de peregrinos que se dirigían a Madrid. ¿Y qué he visto en ellos? Tres cosas sobre todo: optimismo, alegría y fe. Al margen de las creencias personales de cada uno, lo que me parece fuera de toda duda es que estos ingredientes son parte esencial de la medicina que necesita este mundo para salir de la crisis en que nos encontramos. Ninguna de las grandes empresas que han dado trascendencia a la especie humana ha podido salir adelante sin creer en algo, pensar que era posible y hacer los esfuerzos para construirlo con optimismo e ilusión.

También hemos asistido a la reacción contra la situación económica del movimiento 15M. Contrasta que sus motivaciones (los “drivers” que dicen algunos) son muy distintas y tienen más que ver, al menos ellos así lo pregonan, con la frustración, la rebeldía y la rabia, ingredientes también comunes en las grandes empresas de la Historia humana.

Pero mientras los rasgos primeros han caracterizado a líderes como Colón, Julio César, Elcano, Shackleton, Pizarro y tantos otros, los segundos han sido la seña de identidad de los cabecillas que han protagonizado las revueltas y sediciones que han estado a punto de dar al traste con las hazañas de aquellos.

Mucho me temo que la juventud que ha tomado Madrid para asistir a la JMJ es parte de la solución, mientras que los indignados son y serán parte del problema. Lo estamos viendo, y lo veremos más aun en cuanto cambie el gobierno y se les vea en primera línea de calle tratando de imponer sus postulados por la fuerza, en contra de las medidas que adopte el nuevo ejecutivo salido de las urnas.

Por suerte los que creen y crean, aunque menos visibles puesto que tienen que dedicar su tiempo a cosas como estudiar y trabajar, superan a los indignados en una proporción de 50 a 1 y eso deja el campo abonado a la esperanza.